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Habían pasado tres años desde ese incidente, donde Sunghoon mintió descaradamente sobre que Jaeyun había decidido ir a jugar en la lluvia. Las cosas habían ido de mal en peor cuando el menor se armó de valor y le declaró su amor al pelinegro, ese día recibió una paliza por parte de éste ya que se le había ocurrido decírselo frente a sus amigos y su novia, aquellos sintieron tanto asco. Desde aquel momento, los ataques fueron en un considerable aumento, como golpearlo, insultarlo, robarle sus cosas y entre otras. Jaeyun sólo se limitaba a sonreír y disculparse.

—Waaaa, estoy agonizando del aburrimiento.— decía Ni-ki, amigo del pelinegro.

Sunghoon observó desde la ventana del tercer piso como unos chicos le tiraban agua a Jaeyun, sólo sonrió por lo idiota que se veía el menor.

—Hey, ¿me estás escuchando imbécil?.— Ni-ki se paró para poder ver lo que tenía tan entretenido a su amigo.— Oh, otra vez lo están molestando. Sunghoon, ¿te gusta verlo así?.— preguntó mirando a su amigo de reojo.

Ni-ki no tenía nada en contra de Jaeyun, de hecho, éste siempre había sido tan amable con cada uno de los amigos del pelinegro por querer ganarse la aprobación de éstos, también lo era con Yuna, novia de sunghoon, a pesar de que ella lo había humillado por tal acto asqueroso de confesarse en medio del pasillo.

—¿Sabes lo que he estado pensando?.— habló de repente Sung.

—¿En qué?.— sabía que nada de lo que iba a decir era bueno.

— Quiero jugar con Jaeyun.

—¿Qué?¿cómo?.— lo supuso, nada bueno

— Obviamente jugaré con sus sentimientos y cuando lo tenga en mi completa merced, le ordenaré que me haga el proyecto semestral.— respondió simple el pelinegro.— Vale el 80% de la clasificación final y lo bueno es que ese pequeño bastardo de ahí es un prodigio.— señaló al castaño que se encontraba recogiendo sus cosas que antes habían sigo regadas por todo el lugar.

— Me parece buena idea.—dijo Ni-ki, cegándose por una buena calificación.— Dile que te haga uno extra.

Sunghoon sólo rió.

                         

                                          •••

La jornada ya había concluido, por lo que Jaeyun se dirigía a su hogar con total calma, sin darse cuenta que era seguido por alguien. Siente un toque en su hombro y asustado da un brinco.

Al voltear, sus ojos se agrandan exageradamente.

—Disculpa, esto es tuyo.— un chico rubio le extiendo el cuaderno.— Te llamas Jaeyun, ¿verdad?

Jaeyun asiente lentamente, aún sorprendido. El chico era nada más y nada menos que Park Jongseong. El único chico que podría competir con Park Sunghoon, tanto en belleza como en popularidad, ambos chicos eran más que deseados por todas y todos. Aunque era de esperarse que hubieran diferencias, Sunghoon era alguien altivo y soberbio, mientras que Jongseong era más modesto y amable. El castaño no sabía cómo reaccionar, ya que iba comiendo una bolsa enorme de papitas y su boquita estaba llena. Se puso rojo de la vergüenza.

—¿Estás bien?.—preguntó preocupado el mayor.

Jaeyun señaló su boca y Jongseong entendió, soltó una risita mientras se acercaba un poco más al castaño y éste por acto reflejo retrodeció unos pasos.

—Tranquilo, no voy hacerte daño, sólo quería que me dieras un poco de papas.—dijo el mayor mientras se rascaba la nuca algo avergonzado.

—Oh, perdón, aquí tienes. — extendió la bolsa de sus papitas delante del mayor.— Son deliciosas.

¿qué se siente estar en mi lugar? - SUNGJAKE/JAKEHOON Donde viven las historias. Descúbrelo ahora