Dead End Race

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La luz de la luna iluminaba con claridad al pueblo Pars, reflejándose hermosamente sobre las aguas del rio, mostrando la tranquilidad de su corriente. El capitán reposaba a lo alto de su submarino con un libro sobre leyendas locales observando el comportamiento del agua, tanto del rio como del mar. El viento soplaba una fresca brisa con el aroma a hiervas de la región. El ambiente perfecto de no ser que dentro de unas horas se desataría una feroz batalla.

En la cubierta del barco sus tripulantes se encargaban de organizar provisiones y comenzar con los preparativos para la gran carrera mientras una silueta de gran tamaño se acercaba frente al Polar Tang, todos se encontraban cumpliendo sus tareas no dándole importancia al extraño a excepción del capitán de la tripulación que notó su presencia dedicándole su atención unos segundos.

—Penguin...

—Si capitán! —Respondió deteniendo su labor.

Trafalgar le señaló con la cabeza al invitado que se encontraba en el muelle observándolos a la distancia.

—¡AH! ¡El tipo del bar!

—¿Qué es eso? ¿Acaso es carne fresca? —Preguntó Sachi burlándose del héroe a la distancia.

Al escuchar las palabras de Sachi, los ojos de un joven pecoso de baja estatura se iluminaron y una enorme sonrisa se dibujó en su rostro provocando que corriera hacia la orilla del barco hasta verle a lo lejos dirigiéndole un grito.

—¡Oye nuevo! Ahora eres mi perra.

_... ¿Qué fue eso? _ Se preguntó incomodo el rubio

—Olvídalo Sid, solo nos hará compañía hasta el próximo puerto. —Le desanimó Penguin

—No te emociones novato... — Sachi le rodeo con el brazo llevándolo a su lado irritando al pequeño pecoso. 

—Seguirás siendo la perra explotable número uno de todos hasta que entre alguien más.

Las burlas de la tripulación fueron interrumpidas por la voz del capitán.

—Escuchen... —Los tripulantes detuvieron sus deberes y prestaron total atención.

—Penguin, Sachi, Clione, Uni, Klein... Divídanse los 5 puertos y recopilen los datos de todos los barcos anclados: Tripulantes, recompensas, capitanes, tamaño de navío, armamento, quiero información concisa... tienen una hora. —Ordenó el capitán para después retirarse junto a Bepo para analizar un mapa de la isla que su amigo felpudo llevaba en sus garras.

El héroe inseguro con la invitación del joven pirata, decidió observar sus movimientos a distancia permitiéndose la opción de retirarse en cualquier momento. Se encontraba frente una tripulación cuyo capitán era mundialmente conocido como el cirujano de la muerte, un hombre frio y calculador, pero sobre todo misterioso... Sin duda una persona de cuidado.

Sus subordinados acataban las ordenes sin protestar demostrando total confianza en los comandos de su superior trabajando en total sinergia. Los 5 hombres con tareas asignadas bajaron al muelle, entre ellos, 2 de los que conoció horas antes en la playa

—¡Oye grandote! ¿Al final aceptaste la propuesta del capitán? —Se le acercó Penguin codeando en las costillas al hombre masivo.

El rubio no tuvo reacción ante la pregunta ni el gesto igualado del chico uniformado, solo guardó su compostura en silencio.

—Heh, parece que aún no aclara sus ideas. —Respondió por el Sachi.

La mirada extrañada del héroe se dirigió al chico con gorro de Orca.

El Milenio vacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora