Confusión

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Esta historia es mía, los personajes y todo lo que conlleva a ellos no. Esos son de Brian K Vaughan y su asombrosa mente... 


Muchas veces me he cuestionado las diversas maneras de vivir que las personas a mi alrededor llevan, es fácil sentarme en la banqueta fuera de mi casa y observar todo lo que pasa frente a mí, algunos se preguntaran ¿por qué haces eso?, es que todos los días sucede algo nuevo que cambia completamente la rutina, además de que claro, no me gusta perder detalle alguno y siempre me enfoco hasta en lo más minúsculo posible, siempre esperando encontrar la diferencia del día anterior y claro como estoy de vacaciones (el último día por cierto) no tengo nada más interesante que hacer, si, mi casa es demasiado grande y hay muchas cosas dentro, de las cuales realmente quisiera escapar. Mis padres podrían ser las personas más lindas, estables y "perfectas" del mundo, pero suelen ser odiosos en muchas ocasiones en cuanto de mi vida se trate.

Mi semana de vacaciones no ha sido otra más que ir de compras con mi mamá buscando vestidos en los cuales me vería como las típicas princesas de los cuentos y llamaría la atención de todos los chicos, pero no cualquiera, solo los "indicados" para la señora Brandman.

Es por eso que la mayor parte de la tarde salía a observar los alrededores sin que mis padres lo supieran, sobre todo cuando pasaba por el barrio prohibido para una señorita como yo, digamos que no estaba muy de acuerdo en eso pero de cierta manera el miedo estaba presente porque al final de cuentas el mundo es muy cruel y nadie se detendría ayudar si me llegará a encontrar en peligro, pero claro, la curiosidad siempre ha sido algo que nunca se ha apartado de mí sin importar que tan peligroso pueda ser, así que ahorita justo cuando les estoy contando un poco sobre mí pero no el paquete completo, me encuentro merodeando la zona roja como he decidido llamarla, y solo veo casas a medio acabar, otras bastante treticas, y alguna que otra medio decente.

Se podría decir que se encuentra bastante escueto así que eso solo podría indicar que me tenía que regresar a casa y evitar un posible mal momento. Pero justo cuando estoy por dar la vuelta para regresar, las luces de un automóvil se aproximan e inmediatamente me oculto entre unos arbustos mientras observo como el negro y al parecer acabado carro se detiene en una de las pocas casas decentes del lugar. De él, se bajan cuatro personas, dos de ellos entran a la casa dejando detrás a dos más, un muchacho delgado con cara de molestia quien se dirige prácticamente eufórico y azota la puerta principal dejando fuera a otro más pequeño, que viendo bien podría ser de mi edad.

El pequeño muchacho respinga fuertemente y se quita su walkman parando el dedo de en medio al vacío mientras se gira observando todo a su alrededor parando justo en el lugar donde me encuentro escondida, que al parecer no era tan discreto cuando veo como arruga un poco el entrecejo mientras sus huellas se dirigen hacía a mí.

De inmediato me doy la vuelta y comienzo a correr, pero siento unas pisadas justo detrás de mi y una gruesa voz que grita para que me detenga, pero me hago la desentendida y sigo manteniendo mi carrera personal sin mirar atrás, hasta que unos escalofríos muy fuertes se adhieren a mi cuerpo en cuanto siento como una mano jala la mía dándome la vuelta para quedar de frente al pequeño muchacho que venía persiguiéndome.

- ¡No me hagas nada por favor! - grito demasiado fuerte cerrando mis ojos y con mi respiración totalmente acelerada. Pasaron si acaso dos segundos cuando escucho una carcajada que me hace abrir mis ojos y observar como el muchacho se agarraba su cadera mientras estallaba con más carcajadas.

- ¿Cómo por qué tendría que hacerte algo? - de repente me pregunta causándome una inmensa pena y provocando que me hiciera más pequeña en mi lugar y eso que él se miraba unos centímetros más chicos.

Al ver que no respondía continuó, - ¿qué hace una chica como tú en lugar como este?

Al escuchar esas palabras inmediatamente me solté de su agarre y lo miré enfurecida.

­­- ¿Una chica como yo?, ¿Cómo es una chica como yo? - está bien, tal vez reaccione un poco mal y no era así, pero mis alertas siempre se mantenían activadas cuando alguien hacía referencia hacía mi persona insinuando algo que recaía en mi apellido.

El pobre chico solo se quedaba observando mi rostro provocándome más nervios y un poco de intimidación.

-Verás, no voy a perder mi tiempo con alguien tan histérica como tú, pero lo que si te voy a decir es que observar y luego huir esta mal y eso hasta una niña como yo lo sabe- ¿niña? Eso fue lo único que se quedo en mi cabeza cuando termino de hablar, realmente no me gusta juzgar, pero es que de primera vista parece todo menos niña, aunque eso explicaría su menudo cuerpo.

- ¿Cómo es que eres una niña? - creo que mi cuestionamiento sonó algo mal y después de haber salido por mi boca quise inmediatamente componerlo, pero ceo que fue demasiado tarde.

­-Okey Bradman, mejor lárgate a tu casa y deja de estar espiando y juzgando, es noche y a esta hora me gusta golpear gente sin importar quien demonios sea-

Inmediatamente retrocedí unos pasos observando como su cara se volvía molesta y empuñaba sus manos acercándose un poco más a mí.

-oh, who, es que con esa actitud cualquiera pudiera confundirte con un niño, pero salvaje- y como cual cobarde que soy una vez que lance el misil salí huyendo del lugar con la adrenalina a todo lo que daba, sin parar, sin mirar atrás, hasta llegar al portal de mi casa totalmente agitada y agotada para darme cuenta que la niña nunca me siguió y pude haber parado mi huida desde varios metros atrás, pero bueno, estaba lejos de ella y su salvajismo y justo a tiempo para evitar algún regaño y muchas preguntas de donde me encontraba. 

Cuestión de tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora