•CAPITULO 3•

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La semana pasó rápido, observé a mi madre revisar papeles... Llevé la cuchara de cereal a mi boca y elevé una ceja cuando sus ojos me observaron.

—Travis...

—No, creo que es algo de lo que debemos hablar. Sé que es tu familia, pero a mí no me cayeron nada bien. Y menos ese hombre que vino con aires superiores a creerse que tiene el derecho de mandarme.

—Es tu padre, te guste o no.

—Un padre que le valió cuatro hectáreas abandonarnos.

Me defendí, sé que estaba mal.

Demasiado mal faltarle el respeto a mi madre pero... Dios quería que se diera cuenta que todo esto tenía un alto.

—Travis, además es algo que no puedes cambiar. Tuvimos problemas cuando fuimos jóvenes, yo deseaba un bebé pero él no estaba listo para ese cargo y...

—Te dejó.

Terminé por ella que me observó con algo de molestia pero aún así estaba calmada.

—Sí, si me dejó. Me fui y te crié como solo yo sabía.

—No lo quiero en mí vida mamá. No lo involucres en la rutina de la semana porque no voy a darle ni la maldita hora.

Amanda pasó una mano por su rostro y luego recogió su cabello en un desordenado moño.

—Mira Travis. Tienes dieciocho años, y eres un gran chico, pero él hará de todo para verte y yo no puedo impedir eso.

—No soy un niño. Y ya soy grande, decido lo que quiero, por favor mamá. Solo fuimos tu y yo contra todos. No merezco a otra persona involucrada en esto.

Ella asintió, tal vez entendía el propósito de mis palabras pero no podía hacerlo. No podía aceptar que ese sujeto era mí padre y que esa señora horrible era mi abuela.

Negué, no me gustaba divagar y perderme en mis pensamientos idiotas.

Me levanté de la mesa y lavé las cosas que usé, la observé mirando sus papeles y se levantó para contestar el teléfono que sonaba en la sala. Fui a la habitación para cambiarme y me dejé caer en la cama mirando al techo.

Me levanté y tomé mí abrigo junto a la mochila con mis libros.

Salí de casa luego de dejar una nota a mamá; "Ya me voy a la universidad, te amo."

Al salir de la casa vi a un sujeto apoyado en la reja de mi casa... Me acerqué y Joseph me sonrió. Sí, creo que ese era su nombre.

—Ya sabía yo que ibas a salir en cualquier momento.—Asentí sin más y ambos comenzamos a caminar al establecimiento.—Me llegó tu notificación en instagram, tienes buenas fotos.

—Gracias, no es mucho.

—Para ser un chico desconectado del internet tienes mucha fama.

Lo miré y me encogí de hombros.

—No me interesa la cantidad de personas que me siguen.

—See, a veces es complicado ser famoso. Pero tener 450k es demasiado amigo.

—No somos amigos.

Tal vez era duro pero vamos. ¿Qué me aseguraba que él no iba a irse después?

Nada. No me gustaba confiar y que luego te apuñalen por la espalda con millones de espadas.

—Voy a ganarme tu confianza Travis.

Palmeó mí espalda e hice una mueca porque fue fuerte. No hablé más porque estaba cansado y la escena de ayer me puso de mal humor, más ahora.

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