𝗛𝗘𝗔𝗩𝗘𝗡𝗦 𝗗𝗢𝗢𝗥 : ❛ MIENTRAS NUESTRO TIEMPO SE ACABABA MI ALMA SE ENAMORABA DE TU SER ❜
Bajo los escombros de un mundo muerto la compasión humana había sido enterrada, dejando a los demonios dominar sobre la tierra.
Y cuando hasta el alma m...
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El viento frio se colaba por las ventanas abiertas provocando el rechinido de la vieja madera que golpeaba continuamente contra una de las paredes mohosas de aquella casa. Un cuerpo pálido y tembloroso se encontraba recargado en la esquina más obscura de la habitación, la respiración entrecortada acompañada de sollozos silenciosos se perdía con el sonido de las gotas de lluvia que escurrían en el exterior, deslizándose a través de la madera hasta chocar con el suelo húmedo.
Del otro lado de la habitación —lejos de la vista de la ojiverde— una mancha carmesí se extendía bajo un cuerpo tan frio que podría asemejarse a las bajas temperaturas de la temporada de invierno, las venas verdosas resaltando sobre su piel grisácea, y una herida abierta se encontraba centrada en el pecho.
Jolene Blake quien se encontraba completamente absorta en emociones fue incapaz de mover un solo músculo de su cuerpo y la señal de alerta en su cabeza fue ensombrecida por una nube densa, pesada y sobrecargada; culpa.
La madera volvió a crujir ante el peso que se ejercía sobre la misma, aquel cuerpo que hace unos minutos yacía sobre su peso ahogándose en su propia sangre ahora se retorcía sobre el suelo intentando ponerse en pie con un único propósito. Y a su pesar la castaña supo en ese momento que debió haber disparado más arriba, hacia la cabeza.
Ante los persistentes intentos del nomuerto su cuerpo tropezaba contra los muebles de la habitación constantemente, pero su instinto visualizaba en un rojo intenso a su presa, como un juego o una cacería, y Jolene estaba demasiado cansada como para dar su siguiente movimiento.
Los ojos verdes de Jolene solo se permitían observar un mismo punto, por segundos eternos y sin ningún pestañeo. Su corazón latía en anticipación en espera del dolor punzante que se llegaba a esperar de una mordida, y sus huesudas manos temblaban bajo su propio control.
Jolene era prisionera de su cuerpo y mente, dejando que el dolor nublara cualquier otro sentido. El tambaleo del cuerpo muerto retumbaba en el interior de la cabeza de la castaña, en segundo plano y lejos de sus pensamientos.
Una sombra se inclinaba sobre su cuerpo, los gruñidos de aquel hombre provocaban que gotas de sangre se escurrieran por su boca cayendo sobre las manos ya manchadas de Jolene, su mirada fue a dar a sus manos observando como la reciente sangre formaba una capa nueva sobre la ya seca.
Un último gruñido —mucho más fuerte a los anteriores— se hizo presente antes de que un sonoro disparo retumbara por toda la habitación, haciendo eco y aturdiendo la audición de la joven.
Sus ojos llorosos se abrieron fuertemente antes de soltar el aire que había acumulado en sus pulmones sin siquiera haberse dado cuenta. Pestañeo un par de veces antes de quitar las lágrimas que obstruían su visión y analizó con determinación ambas siluetas que se encontraban ante ella.
