ellos.

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TW: leve smut.
sin nada más qué decir, espero sea de tu agrado la lectura.

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acariciando gentilmente con su diestra las rebeldes hebras azabaches que yacían sobre su clavícula, ____ se proclamó la más feliz en ese momento.
su pecho palpitaba con lentitud, totalmente ajena a cualquier cosa que no sea su amado recostado encima suyo, mismo que rodea y se asegura de apretujar con suavidad sus largos y delgados brazos alrededor del cuerpo más bajo que yace bajo él, hundiendo sus fosas nasales en la tela del suéter de la fémina que desprende un delicioso aroma a suavizante, haciendo un pequeño vaivén con su mejilla como si de un felino en busca de caricias se tratara.
contemplando ella también la suavidad del cabello de megumi y lo desenredado que se mantienen sus salvajes mechones, peina fácilmente estos mismos con sus falanges y entrega caricias en su cuero cabelludo denominadas como 'hacerle piojito'.

por su parte, megumi, chilla mentalmente de felicidad al sentirse completamente amado gracias a la azabache que ahora mismo le brinda caricias que podrían hacerle dormir en un santiamén.
deleitándose completamente en el adictivo aroma que desprende el suéter lavanda que porta ella, una idea traviesa se instala en su mente.

y, llevándola a cabo, mete con lentitud ambas manos que estaban entumecidas a causa de las bajas temperaturas, bajo la ropa de la azabache. al sentir por completo su piel tersa y desnuda, carcajea levemente boca abajo cuando el cuerpo de la fémina da un respingo.

-¡megumi! ¡estás heladísimo!

reprendiéndole, jala con ligereza -sin afán de dañar-, una sección de cabello del azabache.
alzando su rostro blanquesino, abrazado por una ligera capa de rosa palo, revolotea sus pestañas con fingida inocencia al ver el ceño poco fruncido de la fémina, haciéndole saber que su enojo era tan poco fuerte como un mondadientes, pues momentos después una socarrona risa salió de sus labios cereza.

sin embargo, ninguna reprimenda fue escuchada por el azabache al mantener aún sus ya no tan frías manos dentro de la ropa de la mayor.
sintiéndose en confianza de entregar un par de caricias en la zona de las costillas, pequeños movimientos circulares que se repetían lentamente, haciendo suspirar a la mujer envuelta en relajación, misma que había continuado aquellas caricias en el cabello de megumi que eran adictivas para él.

permitiéndose inmiscuir aún más sus traviesos dedos, jugó un poco con la tela del brasier, trazando figuras indefinidas e imaginando el bordado que este tenía, llevando su azulada y brillante mirada hacia su amada, quien se la devolvía con dulzura.

ambos frenando sus románticas caricias, y sintiendo que el tiempo paraba por un momento, se dedicaron a observarse mutuamente por una cantidad relativa de tiempo, rompiendo aquel contacto visual que incrementaba en su intensidad con el paso de los segundos, con la unión de sus bocas.
inclinando su cuerpo hacia arriba, se permitió alcanzar aquellos labios rojizos que juraba, llamaban a los suyos.
iniciando, sorpresivamente, con un ritmo raudo y apasionado, el beso fue decayendo hasta que se convirtió en uno lento permitiéndose mantener aquella pasión que comenzaba a alimentar la libido de ambos.
prosiguiendo a explorar cada parte que estaba a su alcance, tocaban y acariciaban delicadamente cada zona cubierta aún con aquellas prendas gruesas que les cubrían del frío, más, ahora que comenzaba a subir la temperatura no las necesitaban más.
separándose por no mucho tiempo de aquel fervoso ósculo, el primero en dar el siguiente paso fue el ojiazul, acomodándose a horcajadas en el torso de la fémina, para así quitar a paso presuroso su suéter negro y llevándose a su paso aquella térmica oscura que llevaba debajo, con un simple movimiento su pecho estaba completamente expuesto a ____ quien observaba todo a su paso, deleitándose con la excitante imagen de su amado encima de ella, con su respiración agitada gracias al apasionado beso y mirándole intensamente con aquel negro profundo de sus pupilas que habían consumido el azul marino en sus iris, sonrió con picardía ante la atenta mirada de megumi, esperando por el siguiente movimiento, el cual, fue que ambas manos del varón levantaron su grueso suéter lavanda.

mama | megumi fushiguro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora