- ¡Joder, Julia! ¿Que haces aquí? ¡Pensaba que me estabas robando!
- Lo siento, papá. Se me olvidó cerrar la puerta.
- ¿No podías haberme llamado? Habría venido enseguida.- dijo su padre regañandola.
- De verdad que lo siento, papá. Pero ya soy mayorcita. ¿No crees? Sólo he venido para hacerte una visita. Pensé que cerrabas la comisaría a las diez y media, pero ya veo que no.
- Perdoname si te he gritado muy fuerte renacuaja. Es que me has dado un susto de muerte.- dijo Agustín dando un abrazo a su hija mayor.- ¿Que haces con una regadera?
- Regando los tiestos que están más secos que...bueno tú me entiendes.
- Puedes decir palabrotas, ya no eres una niña como tú misma dices. Bueno ya que estás, ¿Quieres quedarte a cenar? Tengo callos con garbanzos que me sobraron de la comida.
- No se... Había quedado con Diego y...-se quedó unos segundos pensando hasta que dijo- Bueno todavía me queda tiempo hasta entonces.
- Bien, porque voy a estar fuera unos días.- Agustín ve la cara de sorpresa de su hija, y mientras calienta la cena, le explica todo lo de Caterina y el asesinato.
Después de cenar y de una charla sobre pelis y series, Julia se despide de su padre. Había sido una cena corta pero intensa. Hacia mucho tiempo que no veía a su padre. Se ve más con su hermano, Iker, ya que sale de fiesta con él y sus amigos.
Y eso era lo que iba a hacer hoy. Ir de fiesta. A sus veinticuatro años recién cumplidos, trabajando como camarera en una gran discoteca en la ciudad los fines de semana, sacaba el dinero suficiente para pagar el alquiler y divertirse un poco. Nada más salir de casa de su padre, Diego ya estaba esperándola. Iba montado en su Audi rojo que resaltaba sobre todos los demás. Era un descapotable último modelo. A Diego siempre le habían fascinado los coches y ahora que puede comprarlos, pues escoge lo mejor que hay.
Se conocieron mientras ella trabajaba. Julia fue a servir la mesa en la que estaba él, pero sus amigos empezaron a meterse con ella haciendo chistes machistas y bastantes sexistas que a la joven no la hicieron ni una pizca de gracia. Diego, que estaba viendo como la humillaban, salió a defenderla diciendo:
- ¡Dejadla en paz pedazo de cabrones!
Sus amigos se quedaron atónitos. Diego cogió a la camarera por el brazo,la apartó de esa mesa y dijo:
- Perdonales, están borrachos. Para que sea justo, toma mi número- dijo mientras lo escribía en un pequeño trozo de servilleta.- Si algún día te apetece, podemos quedar para tomar algo. Yo siempre estoy disponible- afirmó mientras la guiñaba un ojo.
A partir de ese día, no se separaron. Llevan ya casi tres meses juntos y para Julia han sido los mejores de su vida.
Cuando abrió la puerta del coche, Diego la recibió con un intenso beso en los labios. Por un momento, Julia no podía pensar en otra cosa que no fuese la sensación de como sus labios se fundían con los de su novio. Después el coche arrancó y ahora sí que empezaba la diversión.
Nada más llegar le enseño al gran hombre que estaba en la puerta su carnet con su fecha de nacimiento y entró. Su novio la seguía. Ella se conocía ese lugar como la palma de su mano. No tardaron ni un minuto en ver a sus amigos y su hermano Iker. Estaban saltando y cantando mientras levantaban una botella de cerveza cada uno.
El ambiente era increíble. La música sonaba tan alto que no se escuchaban a ellos mismos. Había más de cien personas gritando y las luces eran muy intensas. Era un sitio cerrado pero genial.
Unos instantes después ya estaban ellos saltando y gritando como los demás. Julia sacó el móvil y se hizo un selfie mientras se besaba con su novio, y la subió a Instagram. La gente no paraba de moverse y casi no tenían espacio. Estubieron más de dos horas ahí metidos hasta que Diego salió a la calle a fumar y como no, su novia le acompañó.
-¿Sabías que no me gusta que bailes con otros chicos?- dijo Diego mientras le salía el humo por la boca.
- ¿En serio te estás poniendo celoso? Son amigos de mi hermano. Les conozco desde que tenían ocho años, son como hermanos. Y sabes que tu eres el único al que amo.- dijo mientras se acercaba para darle un beso en la boca.
- Dejame- dijo tirando el cigarrillo al suelo mientras que se iba de nuevo a la fiesta.
Julia no entendía lo que estaba pasando. Nunca pensó que su novio sería tan celoso. Pero no le dio importancia ya que estaban todos borrachos así que ella también volvió a la fiesta, pero esta vez sin acercarse tanto a sus amigos.
De repente la música se paró de golpe, las luces se apagaron y la gente empezó a reclamar la fiesta. Todos gritaban cada vez más hasta que apareció una voz. El silencio invadió la sala. Y apareció una voz que decía."¡Todos al suelo o disparo!"
Todo el mundo se agachó de inmediato menos dos chavales. Julia y Diego se abrazaban mientras que estaban tirados en el suelo. Mientras, los otros dos jóvenes empezaron a insultar a quien les había fastidiado la fiesta. Se lo tomaban a risa hasta que... ¡PUM! Una bala atravesó el brazo de uno de ellos. Julia apretó el brazo de su novio al ver la sangre esparcirse por todo el suelo así que sin dudarlo, cogió el móvil para poder grabar el panorama y poder mandárselo a su padre, Agustín, que es policía y detective. Pero no salió como ella pensaba. Tenía el brillo de la pantalla muy alto y el atracador lo vio al instante.- ¡Quien llame a la policía lo mato! Las puertas están bloqueadas y nadie puede entrar. Así que me voy a ir pasando por cada uno de vosotros para que me deis vuestro dinero y cosas de valor. Y mientras tanto, he traído estos dos amigos para que os vijilen.- dijo mientras dos hombres grandes con cara de pocos amigos se hacercaban a él con pistolas.
Julia estaba muy asustada. No sabía si iba a salir viva de este sitio así que le dio un beso en la mejilla a Diego y le dijo susurrando "Te quiero".
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Dos detectives y un caso
Fiksi RemajaUna pequeña casa en Castelo Branco, Portugal, es el lugar perfecto para cometer un crimen. Dos detectives, Roque y Agustín, arriesgarán su vida para que Caterina, vuelva a tener una vida normal. Esta novela policiaca y de aventuras te abrirá los ojo...