Haunted by the Past (Libro 1)

Prólogo

La noche era fría y lluviosa, las calles estaban vacías y los truenos hacían eco luego de que los rayos cayeran y iluminarán  todo por unos bastos segundos.

Era el perfecto escenario para que un desertor escapara sin mirar atrás importandole poco lo que dejaba atrás.

Un joven pelirrojo con ojos azules y de 21 años se encontraba en las puertas principales de un edificio oscuro que tenía la fachada de ser solo una empresa, cuando en realidad era la sede principal de la mafia.

—¿A dónde va Chuuya-san?.—preguntaron a sus espaldas.

Ese era el nombre de nuestro protagonista, Nakahara Chuuya, uno de los principales ejecutivos de la mafia. Y la pareja de mano derecha del jefe de esta. Osamu Dazai.

Dio media vuelta encontrándose con un niño vestido completamente de negro, de cabellos grises y ojos morados con un toque de amarillo.

—¡Atsushi!.—exclamo sorprendido el pelirrojo al verse descubierto por el menor.

—¿A dónde va?.—pregunto el infante de apenas 12 años de edad.

Chuuya apretó sus puños tratando que las lágrimas no cayeran por sus ojos. Debía inventar una escusa convincente para que el menor volviera a su habitación y su pareja no le hiciera nada. Se arrodilló ante aquel niño que amaba como si fuera su hijo desde que su pareja lo trajera de una misión.

—Escucha pequeño.—dijo tomándole de los hombros al niño.—¿Recuerdas que Oda-san aún no vuelve de su misión?.

El pequeño niño solo asintió a lo dicho por su superior.

-Ire ayudarlo, Atsushi.-Fue lo que le dijo, pero todo era una vil mentira, el jefe de la mafia Morí Ougai, le tendió una trampa a su compañero. Y este no salió vivo de ahí.

—¿Cuando volverán?.—pregunto con ilusión el niño.

"Jamás".

Estuvo tentado a responderle, pero debía evitar que Atsushi hablara de más y su plan se fuera a la mierda.

Chuuya llevo una de sus manos hasta su cabeza y se quitó el sombrero que traía puesto y era el símbolo de que se había unido a la mafia, y se lo entrego al niño enfrente suyo.

—Dale esto a Dazai.—Atsushi tomo el sombrero que le era extendido entre sus pequeñas manos y miro extrañado al mayor.

—¿Por qué no lo lleva consigo?.

Nakahara soltó una pequeña risita amarga por lo dicho por el niño. Y luego se alejo del niño y fue hasta la puerta principal.

Cuando abrió la puerta pudo notar que para su suerte no había nadie vigilando y podría irse sin ningún problema. Miro una última vez a sus espalda encontrándose con la mirada de Atsushi, y su corazón se apretó.

Miro de nuevo hacia afuera y dio un paso. Activo su habilidad para que no le llegarán las posibles balas que vendrían y salio de la sede de la port mafia.

—Cumpliré la promesa de Osamu, Oda-san.

Y así fue que Chuuya Nakahara desertó de la port mafia.