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Pov Kate
Al leer la respuesta de Yelena corrí rápidamente hacia la puerta de mí departamento, rezando de que no se haya ido.
Abrí la puerta con todas mis fuerzas y la ví; hermosa, eso es lo único que pienso. Lleva un lindo atuendo que combina con sus lindos ojos y con su lindo todo.
Sentí las manos de Emily apoyarse en mí espalda, así que de seguro no se dejaba ver mucho, habrá de ser una pequeña timidez al no conocer a Yelena.
— Hola Yel — Le saludé como una tonta enamorada.
— Hola Kate Bishop — Me devolvió el saludo.
— Y hola a vos también, Emi — Yelena se inclinó un poco para poder ver mejor a Emily.
— Hola, Yelena — Se le escuchaba un tono de nerviosismo a la nena, me reí ante eso.
— Pasemos, y veamos que hay para hacer acá adentro — Dije yo invitando a pasar a Yelena.
Ya estando las tres dentro, Yelena y Emily procedieron a sentarse en el sillón. Yo preferí ir a preparar algo de comida para merendar ya que creo que son las cinco de la tarde por ahí.
Escuchaba a Yel preguntarle a Em si todavía se sentía mal y ella respondiéndole que solo un poco, al parecer mis métodos para que se cure si sirvieron.
Me centré en seguir preparando la rica chocolatada fría SIN AZÚCAR para las tres y un paquete de galletitas que tenía guardado en el almacén. Sentí unas calidad manos arrastrarse al rededor de mí cintura y contuve la respiración de la emoción.
Sabía que era Yelena y eso me hacía sentir miles de cosas a la vez, dios, estoy lo siguiente a simp. No sé por qué me gusta tanto, la conozco hace menos de tres/cuatro días, ni siquiera debería de sentirme así, la acabo de conocer.
— ¿Qué estás preparando? — Pregunto ella.
— Nada, solo chocolatada para las tres y unas galletitas para acompañar, algo totalmente simple — Le respondí.
— Ricoo, me re encanta la chocolatada y más esas galletitas rumba — Contó emocionada Yelena.
— Un punto para mí entonces — Le conté con sarcasmo y rió.
Desde el sillón la cabecita de Emily estaba asomada y sus ojos delataban una emoción extraña. Al parecer no soy la única loca con Yelena.
— Katie, tengo hambre — Dijo Emily.
— Estamos yendo con chocolatada, galletitas no porque eso ya sería mucho, acabas de salir de estar con fiebre — Escuché un reclamo pero la ignoré.
Nos sentamos Yelena y yo en el sillón, ella quedando en medio.
— Emily, la chocolatada está con poco chocolate no vaya a ser que después vomites — Le conté por lo que obtuve, nuevamente, un resongo.
