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Los días pasaban volando, tanto que ahora había pasado 3 meses desde que Eric había perdido la memoria. Faltaba una semana para que comenzara las vacaciones de invierno.

No se había atrevido a acercarse a Kyle, Kenny o Stan, sentía que estaba siendo un estorbo, y hubo una vez que los escuchó hablando mal de él, sobre todo Stan, así que era mejor mantenerse alejado. Se sentía tan triste por ello, le importaba demasiado, lo sabía porque el dolor en su pecho no era por cualquier tontería.

Actualmente estaba en casa de Scott, mirando al suelo con desgana, reaccionó y sonrió un poco al ver a un cerdito bebé frente suyo que parecía sonreírle para animarle, y funcionó.

— Hola, Piggy –Lo cargó con cuidado y lo tuvo en brazos para después acariciarle la cabeza–

Hace un mes atrás, Scott le había regalado a piggy, Eric no sabía porque, pero era lindo de su parte.

Sonrió con ternura y le besa la cabecita al animalito rosado, luego lo dejó en el sofá, se levantó y fue un momento al baño, para cuando regresó, no vio a piggy en ningún lado, quedó algo confundido, luego escuchó ruidos en el sótano, nervioso, se dirigió al lugar. La puerta estaba entreabierta, empujo suavemente, miró las escaleras, sintió un horrible escalofrío, como si ya hubiera vivido este momento. Encendió la luz para que el lugar no estuviera tan oscuro, lentamente bajó las escaleras, mientras bajaba cada escalón, temblaba de miedo, al llegar, miró a los lados, no vio nada, de repente se apagaron las luces haciendo que grite. Luego escuchó voces, risas y... Piggy estaba chillando.

— Piggy!, quien sea que esté ahí, ¡suelte a Piggy!

 De repente las luces se encendieron cerrando los ojos por un momento, al abrirlos quedó en shock al ver la sangre en el suelo, mientras sujetaban a su cerdito boca abajo cubierto de sangre, era la escena más horrible que había visto. Luego vio a dos adultos que se estaban riendo y uno de ellos era que sujetaba a Piggy.

— Que le hicieron... ¿¡Que le hicieron!? malditos!! –Se acercó a ellos y empujó a uno con todas sus fuerzas, conteniendo las lágrimas–

— Ah? ¿este era tu mascotita? ¡espera, probablemente era tu hermano! perdón –Dijo con burla uno de ellos–

Ambos rieron a carcajadas y dejaron caer al animal sin delicadeza, rapidamente Eric se arrodillo y lo tuvo en sus brazos, empezó a sollozar, tratando de no escuchar las risas de aquellos hombres. Todo quedó en silencio cuando llegó alguien, el castaño alzó la mirada y ver que era Scott.

— Scott, m-mataron a Piggy! ¡llama a la policía!

— Ja! ¿todo por un inútil cerdo? –Habló uno de ellos con una gran sonrisa–

— Cállate –Dijo Scott con seriedad, luego volvió su mirada al castaño– Sé que mataron a Piggy, porque yo se los ordené.

 Eric abrió más los ojos de la impresión, todo lo lindo que vivió con aquel chico, no fue más que puro engaño para salir lastimado y de la peor manera. Abrazó más a Piggy dejando escapar varias lágrimas.

 Scott lo notó, sus ojos llenos de tristeza y dolor. Desvió la mirada en silencio y cerró los ojos.

— Ven aquí, cerdo llorón –El de cabello color café oscuro, tomó del brazo al menor con brusquedad y le da un golpe en el estómago–

— Ah! p-por favor, déjenme...

— ¿Que dices? no hablamos idioma cerdo –Ambos empezaron a reír y tiraron al robusto al suelo para empezar a patearlo con fuerza–

 Lo escucho llorar, quejarse y suplicando que se detuvieran, verlo tan débil, como si no fuera el mismo chico que asesinó a sus padres y se lo dio de comer. No entendía por qué siente tanta lastima por alguien que lo lastimó a él primero. 

 — Por favor...deténganse –Suplicó en voz baja Cartman aunque ya no estaba seguro si alguien le ayudaría–

 Repentinamente ambos adultos fueron apartados y recibieron un golpe en la cara.

— ¿¡QUE MIERDA!? SCOTT –Dijo el peli naranja con enojo sobando su rostro– que te pasa??

— Ya fue suficiente, lárguense –Dijo fríamente–

— Tu dijiste que lo golpeáramos hasta matarlo!

— ¡¡Cambio de planes, ahora lárguense!! –Gritó haciendo que los presente se asustaran–

 Los dos amigos de Scott se fueron sin decir más nada, mientras que el nombrado volteó a ver a Eric, suspiró y se acercó a él, se arrodilla y lo abrazó.

— Ngh!...p-por qué me lastimas?...

— Quería que sufrieras lo que yo sufrí todos estos años... pero, no puedo, no eres el mismo monstruo que mató a mis padres...–respondió el pelirrojo mirando a la nada– Lo lamento.

 Cartman lloraba, tragó saliva con dificultad y ocultó su rostro en el hombro de Scott, no podía seguir soportando más, ¿en verdad era un monstruo? ahora entendía porque todos lo detestan.

— Oye, no...–el mayor se calló por un momento, cerró los ojos y asintió– está bien, llora todo lo que necesites, después de todo, fue mi culpa.

— N-no, me lo merezco, merezco sufrir porque...soy un monstruo –dijo con la voz quebrada–

Scott quedó callado nuevamente, sintiendo... ¿culpa? sí, probablemente. Suspiró y acarició lentamente el cabello del menor para luego acercarse a su oído y susurrarle tranquilamente que lo sentía, luego miró de reojo en el suelo al cerdo muerto, segundos después vio a Piggy salir de una de las cajas que estaban en aquel sótano.

— Mira quien te está esperando...

El castaño algo confundido volteó a ver y quedó sorprendido.

— Piggy! –se alejó de Scott para acercarse al cerdito y lo abrazó, llorando aliviado de que en realidad Piggy estaba bien– Está bien, pequeña... te voy a cuidar mejor, lo prometo –Le besa la frente y sonrió con esfuerzo–

..........

Continuará

olvidará todo, pero el corazón no (Tenormancest)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora