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Donatello observó con detenimiento las hojas de los resultados entre sus manos, tratando sorpresivamente de no arrugarlos demasiado. Comenzaba un nuevo día, el maestro Splinter les permitió el día libre antes del patrullaje, más que nada para que su hijo esbelto pudiera concentrarse en los exámenes médicos que sacó hace dos días. Donnie ya tenía muy presente lo que podía pasarles, no solo podían ser un peligro para sus enemigos, podían serlo para su propia familia si no encontraban algo a lo cual aferrar su mente para no perderse en lo que sea que comenzaba a nublar su mente. 

Mutágeno inestable, se leía en el papel, las muestras de sangre habían cambiado la noche anterior, su sangre ahora tenía glóbulos amarillos, lo cual comprobó cinco veces al tomar de su propia sangre. No era mortal, ninguna enfermedad terminal y mucho menos contagioso, eran solo glóbulos que se diferenciaban por su color y la extraña forma en la que un destello blanco los acompañaba, si así se veían bajo el microscopio, no se imaginaba como se veían por dentro, bailando por sus venas sin darle soluciones para que dejaran hacerlo de verdad. No había rastro de una cura, de una manera para descubrir si aquello los terminaría matando o no, si solo serían victimas de sus instintos más bajos. 

Esos instintos de los cuales escaparon, instintos animales, instintos que los volvían salvajes, que hacían que olvidaran la poca humanidad que habían obtenido gracias al primer mutágeno que los hizo lo que son. Este mutágeno era un enigma, algo de lo que obtendría respuestas poco a poco, pero Donatello ya imaginaba lo peor por los primeros indicios de que tanto él como Rafael habían presentado, su cambio físico, su temperamento descontrolado, la necesidad de aferrarse a lo que fuera, tomar lo que no les pertenecía, pero que harían suyo sin importar los obstáculos. ¿Qué instintos eran eso? Eran obsesivos, intensos, peligrosos, anhelantes y persistentes. 

Mikey: ¿Donnie? — llamó desde la entrada del laboratorio, asomando apenas medio cuerpo, observando a su hermano con preocupación al verlo encorvado y de espalda. — Hey, hermano, ¿Todo bien? 

Donnie: Mikey. — pasó pesado, tosiendo después al querer disimular el gruñido que acompaño a su llamado. — Si, perdona, todo en orden. — tomó aire, enderezándose y girando a la dirección del pecoso. — ¿Qué ocurre? 

Mikey: Abril llegó con pizza, comeremos antes de salir. — ladeó un poco su cabeza, su ceño fruncido por la preocupación del actuar ajeno. — ¿Vienes? 

Donnie: Te alcanzo- Los alcanzo en un momento. — miró sobre su hombro al más bajo, dándole una sonrisa tranquilizadora, aunque sus manos estaban hechas puño. — Solo preparo la información para el maestro Splinter. 

Mikey: De acuerdo. — asintió, sonriendo en respuesta pese a no estar seguro. — No te tardes. 

El pecoso salió de la habitación, los hombros de Donatello solo se tensaron más de lo que ya estaban, sintiendo una enorme necesidad de detenerlo, de pedirle que no se fuera, que se quedara a su lado, Mikey se estaba adueñando de sus pensamientos de nuevo. Miró los papeles sobre la mesa, la información donde claramente decía que su estado podría resultar peligroso, que si no encontraba la cura no sabía hasta donde escalonaría todo aquello, o si al menos tenía la posibilidad de encontrar una cura, pues al final su familia era la que corría más peligro. Las tortugas de azul y naranja más que nada.  

Tenía miedo de que eso que comenzaban a experimentar solo fuera una fase más para al final perder la cabeza, ser unos monstruos. Un suspiro salió de los labios de Donatello ante eso, recordando las veces que estuvo de acuerdo con Splinter de encerrar a Rafael cuando el mismo no podía con sus propios instintos, cuando lo llamaba bestia. Ahora ambos tenía algo en común, ahora ambos estaban siendo sumergidos a la fuerza en su propio descontrol, dejando salir todo lo que alguna vez guardaron en su alma, mente y corazones. Por primera vez comenzaba a entender más que nunca a Rafael, comprendiendo todo cuando los ojos tan luminosos como el cielo y mejillas regordetas llenas de pizza lo recibieron desde la sala. Parando en seco el final de su trayecto para reunirse con sus hermanos ante el sonido del bastón acercarse.  

𝑻𝑴𝑵𝑻 ➼『 𝐓𝐮́ 𝐌𝐨𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐨 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora