𝑻𝑴𝑵𝑻 ➼『 𝐓𝐮́ 𝐌𝐨𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐨 』

05

Leo comenzó a abrir sus ojos, sintiendo el peso extra contra su cuerpo y su cama, la cabeza le  dolía un poco y sentía el cuerpo adormecido, junto a un dolor que le recorría su muñeca izquierda, levanto su cabeza para encontrarse con unos ojos amarillos brillantes que lo observaban fijamente en la oscuridad de la habitación. Leo dio unos parpadeos, eran los mismo ojos que vio en su pesadilla de hace unos días, al tener su mirada menos borrosa fue que pudo suspirar tranquilo al ver los ojos verdes esmeralda de Rafael. 

El ninja de rojo mantenía un firme agarre por la cintura del menor, Leo había estado dormido con la cabeza sobre su pecho junto a sus manos, Rafael cuidaba que su muñeca no fuera a lastimarse, pero no lo alejo, lo mantuvo cerca, observando el rostro durmiente del joven líder con detalle, escuchando su respiración, oliendo su aroma dulce que hacía que la piel de Rafael se erizara, sus sentidos se dispararan, su corazón latiera. Rafael se sentía pleno con solo la respiración de Leonardo. ¿Qué le estaba haciendo? ¿Por qué le gustaba tanto? Pero no hizo ninguna pregunta en voz alta, en su lugar le dio una cálida sonrisa cuando los zafiros del menor lo observaron.  

Rafa: Buenos días mi bello durmiente. —su brazo se deslizó suavemente del cuerpo del menor, soltándolo un poco.— ¿Cómo te sientes? 

Leo: Hola... —talló uno de sus ojos, sonriendo suavemente.— Me duele un poco la  cabeza y... Tengo sed, pero estoy bien, Rafi... ¿Has dormido? 

Rafa: Si. —mintió, pero no se sentía cansado, manteniendo una actitud tranquila.— Me siento lleno de energía, te traeré un poco de agua, ¿Bien? 

Leo: Espera. —colocó su mano derecha sobre el pecho del contrario, sin darse cuenta que le robo el aliento a Rafael. Lo miró confundido.— ¿Qué fue lo que paso? No recuerdo mucho...  

Rafa: Me protegiste de un dardo tranquilizante. —el semblante tranquilo que tenía se esfumo en un segundo ante el recuerdo, su ceño se frunció y apretó los dientes.— Donnie y yo nos encargamos del Pie, volvimos a casa enseguida despues de la pelea. Has dormido unas seis horas. 

Leo: O-oh... —apretó sus labios, la preocupación no tardo en reflejarse en su rostro. Sin pensarlo, llevó su diestra a la mejilla de Rafael, sus dedos rozaron su mejilla.— ¿Están bien? Lo siento, debí-  

Rafa: No. —interrumpió, tomando la mano del menor con delicadeza, acariciando sus dedos mientras miraba fijamente los zafiros frente a él.— No te atrevas a disculparte. Estamos bien, nos encargamos del problema. Tú estas bien y es lo único que importa. 

Leo sintió los latidos de su corazón acelerarse, sus ojos recorrieron el rostro de Rafael de forma rápida, parando de nuevo en sus ojos, un escalofrió le recorrió el cuerpo. Abrió sus labios para decir algo más, pero el aliento caliente de Rafael cerca de su rostro lo interrumpió, quedándose congelado con sus emociones revolviendo su estomago, demasiado cerca. Rafael estaba demasiado cerca y lo sabía, no le importo, mientras eso sirviera para calmar a Leonardo, su mano soltó los pequeños dedos y bajo lentamente por la muñeca, su mano la rodeo por completo. Leo suspiró entrecortado, su mente no era capaz de procesar lo que estaba pasando, sumergido en el esmeralda brillante.

Leo: Rafa... —lo llamó en voz baja, en medio de un jadeo en busca de aire.—

Rafa: Le diré a Donnie que has despertado. —dijo con los dientes apretados, alejándose del menor.—

Rafael se levantó de la cama, saliendo de la habitación sin detenerse en observar a Leonardo, porque si lo hacía se lanzaría sobre él sin intenciones de dejarlo ir, tomando entre sus manos cada parte de él hasta volver a robarle el aliento, tenía que calmarse, sintió un ardor en sus ojos por lo que parpadeo hasta hacer desaparecer el amarillo de nuevo. No quería asustar a Leo, podía asustar a cualquier otro, menos a la única persona que podía calmarlo y al mismo tiempo volverlo loco de una forma demasiado única. Aun no podía darse el lujo de perder el control.