Something In The Rain

SEOKJIN

Como era tradición en el Hospital Central de Alta Especialidad de Seúl, la madrugada del sábado la alarma sonó en la sala de urgencias, anunciando una catástrofe para el personal de la salud.

Seokjin ya estaba vestido con una bata desechable, guantes calzados en ambas manos y su siempre actitud positiva ante lo que se venía a continuación. Él era médico residente de traumatología, por lo que el primer contacto con los pacientes los tenía ahí, en urgencias, donde todo era un caos total siempre. Observó a las enfermeras ir de un lado a otro, llevando mesitas de sutura o tripiés con alguna solución indicada por sus compañeros. Rachel, a la que él le tenía gran estima, se acercó con un montón de expedientes entre sus brazos, aferrándoselos al pecho.

Rachel era extranjera y muy extravagante. Llevaba mechones de diferentes colores en el cabello y un piercing en una de las cejas. Seo kjin y ella habían congeniado desde el primer momento en que se conocieron, que fue cuando recién ingresaba a trabajar en el hospital, hacía ya un par de años.

- Ahora iré a dejar estos a Central y después me han asignado contigo y con Eun-ji - dijo con ese acento de quién hablaba el coreano como su segunda lengua.

- No tardes, aún no llegan las ambulancias, pero me han dicho en recepción que se han confirmado al menos seis heridos esta noche. - Rachel asintió y después caminó apresuradamente al pasillo fuera de urgencias.

Mientras los accidentados llegaban, se dispuso a hacer una rápida valoración a pacientes poco graves. Tenía una joven menor de edad con un esguince grado uno, que solamente había requerido un vendaje compresivo; los padres de ella le acompañaban, mientras, la muchacha bebía un vasito de agua. Él comprobó que no necesitara algo más y cuando no hubo ningún percance pasó a la cama contigua. Esta vez el que se encontraba ahí era un hombre adulto, que llevaba el ceño fruncido y una mueca de dolor en el rostro. Había llegado el día anterior por la tarde para una revisión de una cirugía que le habían realizado en la pierna derecha por fractura de tibia. Recordó que la doctora Choi le había pedido una interconsulta para valoración. Lamentablemente el paciente presentaba una infección que se notaba simplemente por el olor; tenía aspecto purulento y un hilillo de secreción le escurría entre la herida.

- ¿Cómo se encuentra señor Baek, el dolor ya remitió un poco? - Inspeccionó la herida con detenimiento, apreciando que ahora ya estaba limpia y secretando poco, a comparación del día anterior. En la tableta electrónica que tenía a los pies de la cama, leyó las notas recientes de cirugía general, así como de internos y residentes. Hizo un pequeño cambio en las indicaciones para la administración de los antibióticos y la dejó en su sitio.

- Me han negado un poco de analgésico esta tarde, alegando que ya tenía uno administrado en la solución - señaló hacia el botecito de líquido transparente que colgaba a un costado. El señor Baek había llegado solo a urgencias y hasta el momento les era imposible conseguir contacto con algún familiar cercano. Cuando le preguntaron al paciente acerca de eso, Seokjin recordó cómo había negado incesantemente con un gesto de la cabeza.

- Es verdad. - El hombre hizo un mohín - Pero he actualizado sus notas y le indiqué que se le administre el analgésico por razón necesaria, si es que llega a presentar dolor.

- Gracias, doctor - dijo mirándolo a los ojos. Cuando eso sucedía, Seokjin se sentía afortunado. Eran pocos los pacientes que le agradecían puesto que, aunque él entendía que estar allí por algún malestar no era culpa del propio paciente, había quienes eran tan ariscos y mal educados que él se sentía tan inútil siempre. - La verdad es que ha sido el único que me escucha realmente.

- Gracias por eso señor Baek, pero le aseguro que nuestra prioridad es su pronta recuperación - mostró esa sonrisa que la tenía tan ensayada: dientes perfectos y labios curveados hacia arriba.