Lost In You

Capítul 3

Me deslizo en la oscuridad, la luz tintinea y en algunas ocasiones se apaga completamente dejando el pequeño salón en penumbras. A pesar de eso puedo apreciar la figura frente a mi, la luz se apaga y camino a grandes zancadas quedando frente a esa persona, mis tacones resonando en toda la sala al ritmo del goteo de algo a la distancia. Lo veo retorcerse en la silla y gimotear, quiero reír pero me contengo.

— ¿Que quieres de mi?— pongo una mano sobre su hombro dando un leve apretoncito.

— Oh Jay, tu sabes perfectamente lo que quiero.— Le veo estirar el rostro con sorpresa y pánico, como si le costase mucho creer lo que ven sus ojos.

— ¿Casper? No-no es posible... Yo-yo te maté.— Jadea. Le agarro de la mandíbula haciendo hueco para que vea claramente la marca marrón en mi mejilla, mi marca de nacimiento.

— Aspen....

— ¡Bingo!

Unos días antes...

Gray llegó el martes después de la escuela, lucía su nuevo auto, la velocidad le despeinaba el largo cabello azabache y un par de lentes oscuros rodando su,  perfilada nariz. Mamá le ofreció flan muy gustoso el aceptó, casi friega el plato con la lengua, luego me ayudó a cargar mis bolsos hasta el auto prometiendo a mi madre traerme el Domingo después de cenar.

Me despedí con dos besos en las mejillas de mamá y le dije que nos veríamos el domingo. Me subí al auto y arrancamos junto a la música. Let me down slowly llenó mis oídos y como si ubisen presionado algún botón comienzo a cantar.

— This night is cold in the kingdom, I can feel you fade away. From the kitchen to the bathroom sink and... Your steps keep me awake. Don't cut me down, throw me out.— me volteo sobre el asiento alcanzando uno de mis bolsos en el asiento trasero del auto, rebusco entre el mar de ropa y saco una botella de perfume la cual utilizamos como micrófono.

Señalo el envase hacia Gray y el canta junto a mi.

— Could you find a way to let me down slowly? A little sympathy I hope you can show me, if you wanna go then I'll be so lonely, if you're leaving baby let me down slowly.— Cantamos juntos a todo pulmón sin importar que tan desafinado sonemos, solo somos el y yo como siempre, esta vez ahogando penas silenciosas en la letra de una canción.

La canción acaba unos minutos más tarde y le siguen unas cuantas más, antes de que pueda darme cuenta llegamos frente al porche de la familia Malachi. Bajo y me asomo por el cristal de atrás sacando una mochila, que Gray agarre la otra.

— Ve acomodandote, voy a guardar a mi esposa.— Dice y me arroja las llaves, las cuales atrapo en el aire.

— Dime que no acabas de llamar así al auto.— El se encoje de hombros, bufo y me doy vuelta caminando hasta la verja negra de dos metros, preciono en botón del intercomunicador.

— ¿Quien es? — La poderosa voz del señor Malachi se cuela en mis tímpanos, tan familiar, sonrió y contesto de vuelta.

— Es Aspen, señor. —Le escucho reír y posteriormente la reja chilla y se abre dándome paso.

El suelo cruje bajo mis pies, alzo la vista contemplando las fuentes y plantas del jardín. El olor a lavanda y madera me inunda, recuerdos de mi niñez me abrazan.

— Es solo un rasponcito, no lloriquees tanto. — Un Gray de 7 años me observa con ojos de desaprobación y superioridad. Yo lloro sin control sobre el rocoso suelo, mi rodilla palpita y arde.