El te admita porque se siente menos. Pudo ver las ventajas de contar con un amigo al que creía verdadero. Pero ya después de todo lo sucedido, de haberse visto vulnerable y ridículo, no volvería a confiar en alguien mas. No más.
Pero ¿Y esa sensación de constricción en su pecho? Era como un gancho dado con tremenda fuerza. Y es que también, por mas que había trabajado en reprimir, por mas de que era inaceptable, imposible y para nada factible. Llegó de manera imprudente, incomoda; se convirtió en algo enfermizo e intolerable. No lo podía soportar.