6. abajo del banco

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Estábamos en la clase de literatura, y podía decir que son las 2 horas más aburridas de mi vida.

Cómo de común, estaba sentado junto a Andrés, al fondo del salón.
En este lugar pasábamos desapercibidos, por lo que se había vuelto mi lugar favorito.

Mi cabeza descansa en mi brazo, mientras que este estaba apoyado en la mesa.
Había decidido que hoy sería un día tranquilo, mi rol no sería estar exaltado hoy.
Sin embargo, Andrés tenía un plan diferente.

Torrado estaba leyendo una página poco interesante cuando derrepente sentí una mano en mi muslo. Salte en mi lugar, mi cara se había sonrojado por el toque inesperado.

Al verme, Andrés se limito a sonreír de lado, y cuando creí que eso era todo, sentí su mano subir poco a poco, hasta que sintió mi ahora formado bulto.

Di una mirada panorámica a toda le habitación, estaban en silencio, algunos con el celular y otros (minoría) realmente prestando atención a la lección.

Tenía que relajarme, por lo que simplemente me dejé llevar.

Su mano volvió a subir hasta el elástico de mi pantalón, y la metió debajo, masajeando mi boxer.
Me recosté en la pared e intenté actuar lo más
casual posible.

Pero Andrés quería más, mucho más.

Entro dentro de mi boxer, y empezó a masajear mi pene. Intentaba hacer lo posible por no retorcerme en mi lugar y mucho menos gemir en voz alta, mi respiración se volvía pesada y me perturvaba lo sereno que él estaba.
Comenzó a masturbar mi pene por debajo del banco, haciendo un Vaivén de arriba a abajo.
Pequeños suspiros escapaban mi boca, nose cuando había sido la última vez que alguien me masturbaba.
Por más que intentará disimular, me estaba volviendo loco.
Mi mano abrazaba su muñeca, que estaba bastante ocupada dándome placer.

-Estoy por venir- le susurré en el oído.

-Aguanta un poco más trolo- me respondió aumentando la velocidad de su movimiento.

Dios, pensé.

Rápidamente me tape la boca para no emitir sonido, y dejé todo salir, mi boxer y su mano estaban húmedecidos por mis fluidos.

Andrés levanto la mano, y cuando pensé que se las iba a limpiar con precaución, se metió uno de los dedos en la boca, succionando mi semen.

Que pequeño descarado.

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Que asco me dió escribir esto.odio los penes odio a los gays

Un amor prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora