Soojin decidió quedarse.
No es que hubiera algo en Corea esperando a que ella regresara, pero esta vez decidió hacer un esfuerzo real para disfrutar de su estadía. Estaba decidida a pasar un buen rato.
No fue tan malo al principio.
Se estaba acostumbrando a que Shuhua y Minnie se acurrucaran a su lado durante una noche de cine, o se tomaran de la mano cuando la sacaran a rastras de la casa para evitar que se pudriera en el sofá en sus días libres. O incluso cuando, a veces por la noche, las dos tortolitas olvidaban que no estaban solas en casa y que sus paredes no eran tan gruesas como pensaban.
Incluso logró conseguir un trabajo para ayudar con los impuestos, después de todo esto ya no era entre ella y Shuhua.
Poco a poco estaba recomponiendo su vida.
Aunque no estaba segura de poder decir lo mismo de la pareja.
Shuhua siempre había sido una persona extraña a los ojos de Soojin, pero podría jurar que últimamente había estado actuando raro. Ella notó los pequeños cambios en el comportamiento de la ángel después del tiempo que pasaron separadas. Era normal, pensó, podría decir que ella también había cambiado, pero algo andaba mal y no podía entender qué era. El aire era simplemente... diferente.
Echar un vistazo a la ángel más joven era algo habitual para Soojin, pero notó que Shuhua ya la miraba con una expresión ilegible cada vez más a menudo.
Supuso que necesitaba algo de tiempo para adaptarse. Realmente nunca hablaron de eso. No es que Soojin no quisiera, pero por mucho que no quisiera admitirlo, a veces la mirada de Shuhua daba miedo.
Entonces, si Shuhua necesitaba espacio, se lo daría.
Pero con ellas sin hablar y Minnie fuera la mayor parte del tiempo, la casa estaba ahora en silencio. Un silencio familiar y ensordecedor que se volvía más insoportable cada vez que las tres estaban bajo el mismo techo.
Soojin lo odiaba.
No pasó mucho tiempo hasta que volvió a caer en sus viejos hábitos. Ya no podía con esa casa, así que pasaba las noches en otro lugar. El alcohol se unió rápidamente. Y no mucho después, como si fuera una especie de venganza por todas las veces que tuvo que soportar ser la tercera rueda, comenzó a traer a sus dátiles con ella.
Las miradas decepcionadas que Shuhua le lanzaba, o el rostro sonrojado de Minnie en las mañanas no la molestaban. En todo caso, los encontraría bastante divertidos. Por las miradas que le dieron, había algo en el fondo de su mente que a veces se atrevía a esperar que hubiera puesto a Shuhua incluso un poco celosa.
Y los intentos de Minnie por evitar el contacto visual le resultaban divertidísimos.
Era su recordatorio para ellas de que ella también estaba allí y que podía traer algo de ruido a la casa.
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angels don't cry • sooshumin
Fanfiction── Cuando a Shuhua se le ocurrió eso, Soojin resopló. Por supuesto que ganaría, pensó, ¡era un par de miles de años mayor que ella! La ángel más joven se cansaba de las cosas con bastante facilidad. No había manera de que ella perdiera esta apuesta...