Me desperté sobresaltada, mi móvil no paraba de vibrar dentro de los bolsillos de mi mono. Tenía 89 mensajes de Pol todos preguntándome como estaba. Levante la cabeza, estaba en mi habitación, pero...
- ¿Liam qué hace aquí?- estaba sentado en una silla en una esquina de la habitación.
-Esperar a que la profesora Baker acabe los trámites
- ¿Los que?
-Irás a un colegio donde todo el mundo es como tu
- ¿Qué quiere decir?
-No creerás que te estás volviendo loca ¿verdad?
-Pues...
-No seas tonta, hay muchísimas personas que tienen poderes para eso existe la escuela de Beskermer donde os enseñan a controlar el poder.
-¿Os? ¿A ti no? Me da la sensación que eres diferente a la profesora Baker
-Tu intuición tiene razón soy un Lykos
- ¿Un que?
- Canis lupus
- ¿Un lobo? Eso es imposible
- ¿Eso crees? – se puso de pie de un salto, a la luz se le veía mucho más fuerte y guapo
- ¿Qué pasa?- dijo cuando se dio cuenta que lo estaba mirando fijamente
-Nada es que... Nada.
Una risa se escapó de sus labios.
-No te asustes- dicho esto se puso tenso y con un destello de luz se convirtió en un lobo gris más grande de lo normal. No me asuste, al contrario, ese animal me trajo recuerdos felices borrosos.
Un niño de unos dos años, jugando con un lobo negro. Se me llenaron los ojos de lágrimas sin poder evitarlo.
Me levanté y me puse de rodillas justo delante de esa hermosa bestia. Sus ojos me quedaban a la altura de los míos. Sus ojos de color negro me hicieron recordar algo, pero el recuerdo estaba demasiado borroso.
Alargué la mano y le acaricié lentamente las orejas sin dejar de mirarle a los ojos.
Poco a poco se fue convirtiendo en el mismo chico que antes. Este estaba a cuatro patas, en la misma posición que estaba el lobo.
Seguí acariciando el poco de pelo que tenía sin romper el contacto visual.
-Sabes calmar a la bestia...- dijo más para él que para mí. Me levanté para recoger la habitación, pero me cogió del brazo tirándome al suelo, el quedo encima mío. En ese instante se hizo un silencio tenso.
-Hermanita, traigo comi... ¡Pero que hacéis! -Chillo Pol entrando sin llamar a la puerta.
Liam me sonrió travieso todavía encima de mí, Pol tiro la comida al suelo y lo agarró por la camiseta, pero, con un movimiento rápido Liam puso a Pol contra la pared.
-¡Eh! Los dos Basta- exigí levantándome de golpe.
Liam soltó a Pol no sin antes dedicarle una mirada de advertimiento, me puse entre los dos para evitar que se golpearan. Pol estaba sangrando por un corte de la frente. Me puse de puntillas para examinar el corte, pero, de un manotazo me aparto y salió de la habitación.
- ¡Pol! - salí corriendo detrás de él, pero me paré en la puerta y me giré hacia Liam- ¿Pero tu que te has creído? -dejé a Liam con cara de tonto en mi habitación y corrí a aporrear la puerta de la habitación de Pol.
- ¡Pol, por favor, déjame entrar!
- ¡No, todo el mundo preocupado por ti, y tú besándote con ese chico que acabas de conocer, eres asquerosa!
En otras circunstancias le diría que él lo hace cada dos por tres, que no es ni papá ni mamá para mandarme, y qué, no lo he llegado a besar. Pero no me salían excusas por la boca. Las lágrimas empezaron a humedecer mis mejillas.
- Por favor, Pol... -dije entrecortado por el llanto.
Pol abrió la puerta, pero no le miré a los ojos, no podía.
-Mírame- dijo autoritario, pero no lo hice
Él se arrodilló frente a mí, y me levantó la barbilla para que lo mirara a los ojos. Por mis mejillas no paraban de resbalar lágrimas. Pasé mis brazos por su cuello y apoyé mi cabeza sobre su hombro, pero, no paré de llorar.
Me pasó una mano por la cintura y me levantó. Me agarré con las piernas a su cintura.
-Lo siento-dijo contra mi pelo, yo no paré de sollozar- Vale ya está, ya está...
- ¿Es verdad?
- ¿El que?
- Que me llevan a otro colegio.
-Es un internado, mamá y papá han accedido muy rápido, creo que les han hecho un truco de magia.
-No quiero ir a un internado para gente rara- dije desviando la mirada
-Eh mírame, no eres rara, eres única y perfecta a tu manera, que nadie te diga lo contrario.
- No es un psiquiátrico, ¿Verdad?
No me respondió, me apretó contra su cuerpo y acarició mi pelo.
-Por favor responde...
-No lo sé
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Kate Williams
Fantasy¿Qué pasaría si de un día para otro todo tu mundo cambia? Dragones, combates, duelos, magia, poderes, reinos, pociones, instituto de magia, amigos, enemigos, criaturas mágicas... Y como en toda historia hay buenos y malos, pero ¿el malo es tan malo...