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Yoongi había llegado cinco minutos antes al bar en donde había quedado con Jungkook esa misma tarde.

Se preguntaba si era normal que su amigo le hubiese pedido un consejo exactamente a él, cuando todo el grupo sabía que Jungkook no era el tipo de escuchar la opinión de los demás, Yoongi pensaba y sabía que el menor no era precisamente un insensible sin corazón, sino todo lo contrario; los sentimientos lo hacían sentir vulnerable.

Tomó el menú entre sus manos, hojeándolo mientras pasaban los minutos para la llegada de su amigo, pidió una limonada pues el sabor del alcohol le recordaba a lo que había sido su fin de semana pasado y cómo había terminado jurando que no bebería nunca jamás.

Tomó su teléfono y vio los mensajes que tenía sin leer, unos desde hace más de cuatro días pues justo ahora Yoongi estaba pasando por esa etapa en su vida en donde no le apetecía responder a ninguna conversación; Jimin siendo la excepción.

A veces se preguntaba cómo sería su vida sin Jimin, cómo cuando lo conoció su vida era como estar bajo una nube gris y densa lista para reventar con lluvia, y poco a poco fue saliendo el sol. Jimin era, sin duda alguna, lo más valioso que tenía en su vida, y tuvo que pasar un buen rato para que el innegablemente terco Yoongi aceptara que estaba patéticamente enamorado de él.

Jimin lo aceptaba con todo el desastre que era por dentro, con todas las batallas que tenía pendiente por luchar y todo lo que no había logrado concluir de su pasado, cada herida en su corazón la había atesorado, besado y acariciado como si fueran valiosas. Yoongi recuerda haber llorado en la soledad de su habitación pensando en la jodida suerte que tenía de tener a alguien como él a su lado, y haría lo que fuera por tenerlo el resto de su vida.

Revisó el mensaje de su amigo de la infancia Seunghoo, quien trabajaba como cadenero del bar más famoso de la ciudad, confirmándole la reservación de la mesa en la zona VIP que Jimin le pidió. No tenía muchos detalles, pero sabía que en los últimos días Jimin había pasado mucho más tiempo de lo normal con Taehyung. Yoongi no era el tipo de novio y amigo que se entrometía en los temas personales, más bien esperaba a que la gente se sintiera cómoda para hablar por si mismos, y el los escucharía sin juzgar.

Le escribió a Jimin un mensaje corto dándole las instrucciones para su llegada, que sería en unos minutos más, Yoongi sintió la presencia de una persona acercándose a la mesa en donde estaba sentado.

"Hola" Jungkook lo saludó, quitándose la chaqueta de mezclilla que traía consigo para colocarla en el respaldo de su asiento y estirando su camiseta blanca antes de apoyar los codos en la mesa.

"Hola, llegué temprano y me adelanté a pedir algo de tomar"

"Ya veo" 

Un silencio incómodo se instaló entre los dos chicos, mientras poco a poco el bar se iba llenando.

"¿Cómo te ha ido en la universidad?"

"Jungkook, no creo que me hayas pedido hablar para preguntarme sobre la universidad" Yoongi sonrió, sorbiendo la limonada. "Te escucho, sea lo que sea"

El menor tomó el menú para sopesar el pensamiento de que quizá o quizá no, podría tener el valor de decir en voz alta lo que su pecho le exigía gritar, ciertamente necesitaba confesárselo a alguien o iba a explotar, había muchas cosas sucediendo en su vida en ese momento; Somi, Taehyung y todo el tema familiar que había decidido ignorar por los últimos meses.

Pero todo, en realidad, giraba solo entorno a una persona.

"Bien, digamos que...bueno, tu sabes que yo, es decir-"

NEVER NOT - KTH&JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora