Pequeño recuerdo y un turrón

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-No puedo creer que me levantes tan temprano...-le dije a David aun bostezando, mientras me quitaba la mochila que apenas cargaba en el brazo.

-No puedo creer que duermas tanto.

-¿Si sabes que trabajo toda la semana no?

-¿Y yo no?

-No lo sé, empiezo a creer que eres traficante de algo.

-Y yo, empiezo a creer que eres diez años mayor que yo.

-Idiota, si tu eres mi mayor.

-No estoy tan seguro de eso.

Subimos al auto, y empezó a conducir, ¿hacia donde? no tengo idea, me dormí casi ni bien arrancó.

-Buen día-la voz suave de David me despertó, me levanté de golpe y mi cabeza fue a dar con su nariz.

-Carajo-David se retorcía en su lugar.

-Perdón, perdón, perdón.

-Tranquila, me había desacostumbrado un poco a tu delicadeza.

-Pues quien te manda a despertarme.

-Quien te manda a dormir todo el camino.

-El mismo que hizo que madrugue hoy.

-Ok entonces ¿estás haciendo que pague por llevantarte?

-Digamos que fue justicia divina.

-¿Justicia divina? Si fuiste tú quien me partió la nariz.

-Por eso, justicia, divina.

Rodó los ojos, giré la cabeza a la parte de afuera del auto, estábamos frente a un río, era una tira delgada de agua pero aun así me encantaba.

Salí y vi más allá, todo estaba tan hermoso, era plena primavera, los árboles, se sacudían y sonaban un poco al compás de las aves que revoloteaban alrededor, el río sonaba suavemente, nada parecía interrumpir la naturaleza, hasta que sonó la puerta del auto cuando David salió, giré y vi una pequeña cabaña, no la reconocía pero David parecía que sí.

Lo seguí y llegando a la puerta David sacó un llavero y con una de las llaves abrió la puerta era bastante pequeña y acogedora.

-Es preciosa-le dije emocionada.

-Por suerte, por un momento pensé que me engañaron.

-¿De quién es?

-La alquilé.

-Vaya...empecé a ver los detalles, parecía una casa acogedora que intentaba no serlo, como si hubieran querido esconder todos los recuerdos que se encontraban aquí para alquilarla sin memoria, pero la cabaña no lo permitió.

-En teoría...-se acercó a una puerta y lo seguí-esta es mi habitación.

-¿Por qué la tuya?

-Porque esta-abrió la puerta de al lado-es la tuya. Ambas eran muy lindas y sencillas, me encantaban ambas, me lancé a la cama y David me miraba desde la puerta.

-Sabes qué quieres...-le dije mirándolo desde la cama, él me miró, corrió y se tiró a la cama a mi lado.

-Definitivamente lo quería-dijo a mi lado.

-Esto definitivamente no me parece una reunión de trabajo.

-Por que esto no es una reunión de trabajo.

-¿Entonces?

-Entonces nada, solo quería un fin de semana con mi amiga.

-¿Cuál es el plan ahora?

Al final estabas TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora