Desequilibrio

13 7 0
                                    


Llegar a la casa de tus padres es algo extraño, más cuando ya ves borroso por el alcohol, después de todo lo que pasó tuve que irme pronto, no soportaba la idea de vivir en ese lugar, entre el trabajo y la universidad no me quedaba mucho tiempo para sentirme mal, pero siempre quedaban las noches, esas horribles noches en las que no podía dormir y me quedaba pegada a la ventana, sabía que nunca pasaría lo que quería que pase, pero al menos esas veces no me sentía tan lejos.

Cuando reaccioné después del accidente estaba en el hospital, miré a todos lados como loca pero tenía las muñecas atadas.

-¡Suéltenme!-empecé a gritar como loca, mi garganta me quemaba, apenas podía abrir mis ojos ya que estaban hinchados como una pelotas y sentía que el pecho salía de mi cuerpo.

-Tranquila, David estaba sentado a mi lado con pinta de no haber dormido en mucho tiempo.

-NACHO-le dije de inmediato.

-Dan el...-no podía siquiera hablar.

Después de un tiempo recuerdos como estos volvieron a mi cabeza, en ese momento no tenía claro muchas cosas que pasaron, no podría culpar completamente a la anestesia, yo realmente no quería saber lo que pasaba a mi alrededor.

Recuerdo convencer a mis padres de ir al velorio, nadie podía creer lo que pasó, lo que pasaba y como él ya no estaba.

Después llevaron la urna a su casa, fue una gran procesión, eso lo recuerdo bien, yo apenas podía caminar así que me consiguieron una silla de ruedas, fui detrás de él, hasta llegar a su casa, en ella ya tenían preparado un altar, lo acomodaron ahí mientras yo dejaba de lado la silla de ruedas, caminé a su altar y me quedé parada ahí frente a las fotos que pusieron por todo el lugar con su rostro sonriendo, después me acerqué a él y ahí me quedé a su lado acariciando su urna fría, no sé cuánto tiempo pasó pero alguien me trajo una silla, me senté ahí y me quedé lo que yo creía eran segundos pero en un momento empezaron a arderme los ojos, había una ventana justo frente a mi, estaba amaneciendo.

-Debes descansar-David notó mi reacción y supongo que aprovechó que salía del trance para intentar entrar en la burbuja que había hecho alrededor de Nacho y yo.

-Él ya descansa por los dos, no necesito hacerlo yo.

Recuerdo muy bien haberle dicho eso, es la excusa que me he puesto hasta ahora para justificar que nunca más dormí bien.

-Pues esta noche hazlo por mi, yo me quedaré despierto a tu lado-asentí y me apoyé a él para levantarme, miré a Nacho de nuevo y en mi mente le dije, espérame para vernos una vez más.

Abrí la puerta de casa y todos me saludaron, estaban todos muy felices, agitaban sus brazos para que no me perdiera de saludar a nadie, me abrazaron uno por uno hasta que llegó el turno de mamá.

-Bebiste.

-Hola mamá, gracias por la tu felicitación eres increíblemente detallista te amo.

-Dan no me lo puedo creer.

-Pues ya créetelo.

Le dije casi pasando sobre ella, seguí mirando a todos e intentando estar bien, pero después del recuerdo que acababa de tener sentía que no podría estar bien, no en ese momento al menos.

Tiré la cartera en el sofá, todos estaban a mi alrededor y me abrazaban, yo solo quería un abrazo.

*****************************

Subí las escaleras y entré a su habitación, parecía que nadie había tocado nada, su olor seguía en el lugar, su cama destendida, un par de botas junto a la cama y su teléfono sobre la cama.

Al final estabas TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora