La profeta y el hombre de lentes verdes

Capitulo 5

El hombre en su placa era el tío Misael, lo que significaba que lo necesitaba para salvar el milagro. Pero ahí estaba el problema...él se había ido hace 10 años a quien sabe donde y nadie nunca lo vio de nuevo.

No, un momento, ella sí lo había visto.

Cuando la abuela la hizo tener las visiones en su búsqueda, lo vio en otro lugar, solo que no sabía dónde era exactamente. Quizá, si él era la respuesta ella podría encontrar una forma de hallarlo y traerlo de vuelta para que salvaran a la familia.

— Pero...como se supone que sepa donde es eso...— se sentó en la arena a pensar qué hacer. Su posibilidades eran limitadas.

No es como si pudiera preguntarle a alguien a dónde ir porque ninguno de sus conocidos sabía nada del exterior. En realidad el solo hecho de imaginarse que hay afuera ya le provocaba algo de pavor acompañado de su usual ansiedad.

Tampoco podía simplemente ir a decirle a la abuela que había tenido una visión de su tío Misael siendo la respuesta de todo porque primero, no se supone que ella sepa de las grietas (seguramente su abuela descartaría de nuevo su argumento tratándola como una mentirosa) y segundo, en el pueblo "No se habla de Misael". Si alguien tenía una peor reputación que la que ella empezaba a crear, ese era su tío. Así que en definitiva no podía ir con nadie más a hablar del caso.

Se quedó allí con la cabeza entre las manos pensando y pensando que hacer, mirando la visión con irritación sintiendo como si está se burlara de ella.

— Tendré...tendré que ir por él, y probablemente tendré que ir sola...— enterró su cabeza en su piernas de nuevo gimiendo de frustración — No quiero ir sola...ni siquiera se a donde voy — miro la visión de nuevo y tuvo una idea — Okay...si la abuela me hizo ver dónde estaba quizá pueda verlo de nuevo y...averiguar un camino para ese lugar...si me veo a mi misma llegando sabré como lo hice, o como la haré...en fin, lo que sea — sacudió su cabeza y se levantó para ir por más sal para el ritual — Agh tengo que dejar de balbucear sola o Isabela dirá de nuevo que soy rara...o Dolores comenzará a decir que es molesto — freno en seco al caer en cuenta de que probablemente su prima se enteraría de sus intenciones en cuanto saliera de la habitación.

Si bien la caída constante de la arena servía como escudo para el don de su prima mientras estaba dentro, en cuanto saliera, y diera unos cuantos pasos fuera del pueblo, Dolores sabría todo.

— Bien...eso será algo a tener en cuenta más tarde — se sentó de nuevo para poder invocar.

Esta vez preguntó cómo llegar a dónde estaba Misael, y luego de varios intentos que la dejaron con dolor de cabeza, el futuro por fin le mostró dónde estaba él y el camino que debía tomar luego de que cruzará las montañas del Encanto.

No sabía bien cómo iba a cruzar las montañas pero ya se las arreglaría.

Una vez que tuvo ambas visiones, bajó a su recamara para cambiarse y quitarse un poco de arena. También debía empacar las cosas que probablemente necesitaría y debía conseguir provisiones pues auguraba que podría ser un viaje largo.

Divisó algunas de sus ratas corriendo por ahí mientras empacaba. Gulliver , su mejor amigo, brinco a su cama viéndola con curiosidad — Que tal amigo, ¿quieres saber que hago? — la ratita soltó un chillido que parecía una afirmación haciéndola soltar una ligera risa — Voy a embarcarme en lo que probablemente será el más grande y arriesgado viaje que he hecho en mi vida...y a decir verdad no si ni porque lo hago — río de nuevo no muy segura de sí misma. Ella no era una aventurera, todo lo contrario, era una chica de interiores, pero de nuevo, sentía que el deber llamaba — por traer orgullo a la familia...sabes, el viaje puede ser aburrido sola, ¿quieres venir conmigo? ya sabes...seria como el libro "Los viajes de Gulliver ...y de Brenda"— preguntó a la ratita que soltó otro chillido afirmativo subiéndose a su mano estirada — gracias...es bueno saber que no estoy del todo sola Gulliver, sin importar que digan Isabela o mamá de ti, eres un gran amigo.