Capitulo 6

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Dejó su maleta escondida en unos árboles cerca de Casita donde sabía que nadie la encontraría, pero aun así, por si acaso dejó a Gulliver cuidando de ella.

Luego se dirigió al centro de la ciudad en busca de su hermana quien para estas horas, seguramente se encontraba allí haciendo sus deberes. Omitió los susurros malintencionados de la gente al pasar, comentando su bochornosa intervención de la noche anterior y aceleró el paso directo al centro donde divisó a su hermana a lo lejos cargando la iglesia para ponerla en otro punto.

— ¡Luisa! — exclamó alegre acelerando el paso hacia su dirección. Ya tenía preparado un discurso que le diría para hacer que la mayor la acompañara o al menos la ayudara a cruzar las montañas sin que terminara revelando todo a su mamá y por ende a la abuela.

Luisa siguió caminando recibiendo las solicitudes de los aldeanos sin girar o detenerse, no reparando en su presencia. Así que Brenda corrió más rápido para poder darle alcance — Luisa, espera, necesito hablarte de algo — mencionó detrás de su hermana que estaba alzando unos burros en sus hombros. Al parecer un señor le había pedido que los recolectara.

Su hermana concentrada en su misión solo le dedico un leve "Hola" y siguió su camino con los burros, enderezando una casa inclinada, en el proceso — L-Luisa, por favor, necesito hablarte de algo importante — continuó, corriendo detrás de su hermana.

— Brenda, que no ves que estoy ocupada, tengo muchas tareas aun que hacer — respondió sin parar su andar, de hecho aceleró un poco más.

— Si, perdón, lo sé, pero enserio, enserio, necesito que me escuches un momento. Es de suma importancia, quizá de vida o muerte — exagero un poco lo hechos (¿o quizá no?) para ver si su hermana cedía pero Luisa solo siguió su andar hacia las afueras del pueblo.

— Igual que las tareas del pueblo Brenda, porque no regresas a casa o buscas algo más que hacer — el tono de su hermana fue brusco y severo. Eso era raro, Luisa nunca era tosca o grosera a menos que algo la estuviera molestando. En realidad su hermana era bastante educada para tratar con todos así que definitivamente había gato encerrado.

— Espera...¿Algo-algo te está molestando — percibió como Luisa se tenso un poco con los burros aun sobre sus hombros deteniendo su andar momentáneamente — oh, algo te molesta. — exclamó reflexivamente ante su realización parándose frente a su hermana para poder verla a la cara.

— Permiso, vas a hacer que se me caiga un burro — ignoró a la menor para seguir caminando.

— Dolores dijo que te escuchó anoche con un tic en el ojo...acaso...¿ocurrió algo más anoche a parte de que interrumpiera la ceremonia de Toñito? — murmuró bajito algo apenada al recordar el evento, mientras seguía a su hermana de cerca.

—No paso nada, ok, nada — logro ver como el tic de su hermana en su ojo la delataba.

— Ammm Luisa...quizá no somos precisamente las más cercanas pero si algo ocurre, si hay algo que te moleste puede contarme sabes —

— No hay nada que contar — camino más rápido tomándole algo de ventaja, irritando un poco a la adolescente ante su renuente negación. Ella podía empatizar perfectamente con el rechazo a abrirse, y de hecho si la magia no estuviera en peligro, Brenda hubiera dado por zanjado el tema y hubiera dejado de insistir dando media vuelta hacia Casita, al fin y al cabo si su hermana no quería o no consideraba que había algo malo ocurría, bueno, quien era ella para decir lo contrario, pero de nuevo...algo en su interior le decía que insistiera.

— Lu-Luisa espera, ¡es muy obvio que algo te pasa!, mira yo entiendo que no quieras hablar de eso, a mi tampoco me gusta hablar de mis cosas y de hecho no soy buena con esto de las charlas a corazón abierto pero ~

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⏰ Última actualización: Sep 05, 2022 ⏰

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La profeta y el hombre de lentes verdesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora