Capitulo 10: capturado

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Amelia se despertó con un desgano muy grande. Aunque vio tendido sobre las mantas a Al. Ella se levantó y decidió hacerle el desayuno; pensó que eso le alegraría. Cuando abrió las puerta Luke ya no estaba.

Preparó el desayuno y pidió a las criadas que pusieran la mesa. Ellas agradecidas por su amabilidad la pusieron lo más bien que pudieran. Después, Amelia fue al dormitorio para despertar a Al pero él ya se había adelantado. Estaba sentado sobre la silla escribiendo una carta con su buena letra. Entonces apareció un soldado reclamando la carta. Él corriendo se la dio.

-         Buenos días Amelia- saludó Al

-         ¡Hola! ¿Qué tal has dormido?- preguntó ella

-         Bueno...creo que bien- respondió

-         Me parece genial ¡te he preparado el desayuno!- confesó Amelia

-         Muchísimas gracias pero...no tenías porque...

-         No te preocupes, no ha sido nada...- se rio ella

-         ¡tengo una buena noticia!- soltó Al comenzando a desayunar

-         ¿Cuál?- pregunto Amelia

-         ¡hemos capturado a Max!- repuso el joven

-         ¡me alegro muchísimo!- respondió ella sonriendo- nos podrá decir dónde está el portal y nos iremos

-         Si es que nos lo dice...

-         ¿Piensas que no nos lo dirá?- se entristeció Amelia

-         No lo pienso, es que...no creo que nos lo diga, ya te contó mi hermana que ama a la isla...-respondió Al

-         Lo se...

-         Pero...aun así estaremos felices ¿verdad?- se quiso asegurar el joven

-         Claro- contestó Amelia

-         Me tengo que ir- dijo Al saliendo por la puerta

-         Adiós- contesto la joven antes de que desapareciera por la puerta.

Al fue inmediatamente a donde le llamó su padre; las mazmorras, estas se escondían en la selva, en una cueva interna que había. Los soldados se trasladaban hacia ella a través de un pasadizo oculto en la casa de Michel. Allí es donde estaba Max. Al se dirigió con rapidez al pasadizo y tras haberlo cruzado busco en las mazmorras a su padre.

Al final lo encontró en la puerta de la celda de Max.

-         Al fin has llegado- dijo Michel

-         ¿Qué quieres que haga en un sitio tan horrible como este?- preguntó Al enfadado

-         Quiero que aprendas como le voy a sacar la información a este desgraciado- dijo señalando a Max

-         No pienso dejar que le tortures...- dijo enfrentándose a Michel

-         Yo voy a hacer con él todo lo que quiera puesto que dejó a mi hija, se largó a la selva, encontró el portal y ahora lo cambia de lugar cada día para que nunca lo encontremos...- respondió su padre- ¡sacadlo!- ordenó

Uno de los soldados cogió una llave y abrió la puerta de la celda, después tiró de las cadenas y salió un joven de 17 años con el pelo castaño, alto y de ojos marrones casi color miel. Solo llevaba unos pantalones pero la suciedad y el polvo que llevaba acumulados en el cuerpo hacia que no se le viera nada de piel. Ni siquiera brazos...

-         ¿Qué tal has dormido Max?- preguntó Michel con sarcasmo

-         Creo que bastante mejor que tú viejo...- respondió Max sonriendo

-         Me alegro mucho...porque creo que va a ser la última vez que duermas bien...- lo amenazó

-         No lo creo...- respondió seguro

-         ¿Nos vas a decir ya donde está el portal?- preguntó Michel

-         Ni en tus sueños- respondió el joven

-         ¡Atadlo!- ordenó gritando Michel

Entonces cogieron a Max por los brazos y lo ataron a dos palos que habían uno enfrente de otro. Michel cogió un látigo que había en un rincón de la sala y pego a Max. Este enseguida gritó.

Cuando Al vio como la sangre del chico corrió por la espalda quitó a su padre el látigo manchándose de sangre.

-         ¡No pienso dejar que le sigas azotando!- gritó Al

-         ¡Espera!- alzó Michel- hay algo que no sabes...- los jóvenes miraron a Michel- Al, ¿no crees que es demasiado extraño que le hayamos podido atrapar tan fácilmente?- Max desvió la mirada- será por algo ¿no?...-Michel miró a Max- es porque nuestro querido "tarzán" se ha enamorado...

-         ¿enamorado?- se sorprendió Al

-         ¡Sí! Pero no de tu querida hermana...si no de tu bellísima y joven prometida...-Michel miró a Max- tu error de enamorarte y acercarte a verla te ha costado muy caro...

-         ¡De Amelia!- se sorprendió Al

-         Si...porque fue él quien la trajo cuando se cayó por la montaña.

-         ¡Deje de contar lo que no es verdad!- gritó Max

-         Cállate y déjame contarle todo- contestó Michel- si  de verdad no la quieres dímelo a la cara...

-         Yo...yo...no...no puedo...-confesó Max

-         ¡Perfecto! Ahora estas dando más razones para pegarte...

En el corazón de la islaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora