¿Buenos días?

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Os preguntaréis porque;¿Un homenaje para una niña cualquiera? No me gusta hablar de ello, pero... Una operación me dejo en silla de ruedas.
Ellos me han enseñado a ser grande, siempre han estado conmigo, apoyándome incluso con cualquier canción.
¿Sabéis que es sentir que tus ídolos sepan tu historia? ¿Que te hayan subido al escenario y hayan compartido con miles de niñas tu historia? A veces pienso, que vivo un sueño, que nada de esto pasa, que solo soy una niña mas, a la que no conocen, y jamas sabrán que existe, como todas las demás, pero... Si, lo saben, saben que hay una niña llamada Lorena, que ha sufrido, y que como todos dicen... Es grande.

*Narra Mari.*
Y pasan los días... Largos días... Y lo peor, que son largos y dolorosos. Me levanto de la cama, y a toda prisa me preparo las cosas, ya que me he dormido y llegare tarde a clase. Si por mi fuera no iría pero... No tengo elección.
Salgo de clase a toda prisa, terminando de ponerme bien la falda del uniforme, y arreglándome el pelo que el viento alborota. Llego con 5 minutos de retraso, pero por suerte me dejan entrar. Me siento en ultima fila, al lado de Sara, mi compañera. Me asesina con la mirada, y decido mirar hacia el otro lado y pensar en mis propias cosas. La clase se hace eterna, y lo peor de todo es que esta apunto de sonar el cambio de clase, y no me gusta lo que eso implica, pero por desgracia... Suena la campana y el profesor se va. Angela se levanta de su silla, con esa típica sonrisa maliciosa, y maquiavélicamente se me acerca hasta prácticamente estar a pocos centímetros.
-Vaya, vaya, ¿a quien tenemos aquí?- dice a la vez que lanza mi estuche por los aires expandiendo todo mi material escolar por la clase.
Suspiro, ya estoy acostumbrada... Me levanto, y me agacho a recoger mis cosas, cosa que le hace reír a carcajadas. Natalia, la chica que llego este año nueva a clase, me ayuda a recoger las cosas, y me las da. Le agradezco con la mirada, y ella asiente.
Vuelvo a mi pupitre, y me siento, observando por ma ventana, lo peor es que sigue observándole. Intento ignorarla, cosa que hace que estalle, ya que no soporta ser el centro de atención y me agarre de mi rubia melena y tire de ella hacia atrás.
-¿Quien te crees para ignorarme?
Hago una mueca de dolor y notablemente, pone una cara de satisfacción. A continuación llega el profesor. Gracias a dios regresa a su sitio.
-Buenos días.- Gruñe.
Y se ve como Ángela levanta la mano. -Diga.-Gruñe, esta vez mas molesto el profesor.
-Sera patético chivarme, pero Mari ha vuelto a tirarme de pelo.- dijo haciéndose la víctima.
Esto era el como... El profesor señalo la puerta.
-Pero eso es mentira, ha sido ella...-Exclamé.
- Fuera.- mientras seguía señalando la puerta.
Suspire una vez mas, y salí.

Abrazame fuerte;jd.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora