-¿Y si me llevo esto?- desdoblé una sudadera encima de la cama.
-No creo que lo necesites- se sinceró mi madre.
-Seguro que por las noches tendré frío- alcé las cejas en un tono de obviedad.
-Seguro acabarás dormida abrazada a Reese- rió mi madre.
-¡Ay cállate- le di un leve golpe en el brazo.
-Ya haré yo la maleta- me quejé incitando a mi madre a irse.
Se marchó de la habitación dejandome sola para ir acomodando algunas cosas dentro.
Se que solo iba a estar tres días pero necesitaba llevarme de todo por si acaso.Pantalones(sobre todo de tiro bajo),camisetas,tops(con y sin tirantes),etnias rosas,bikinis...
Pensé en llevarme unas papelas por si acaso pero no,la última vez me torcí un tobillo.
Estaba con los nervios a flor de piel y no lo podía negar,de verdad quería estar con él.
No podía dejar de repetir todas esas escenas con él.
-Dale gracias a Dios que estás vivo-
-Ya te dije que iba a aprender a conducir- protesté serio sin mirarla a los ojos.
Empecé a caminar aún más rápido con ansias de llegar a casa para encerrarme en mi habitación.
-Te castigaría todo el verano pero no quiero hacerle el feo a tu novia- se sinceró de brazos cruzados alzando la voz ya que empezaba a alejarme.
-¡No es mi novia!- grité a todo pulmón corriendo hacia casa.
Quería llorar pero ni si quiera tenía motivo,me sentía frustrado por no saber si tenía un amor correspondido o no.
Era la única persona que era capaz de ponerme nervioso y hacerme sentir dominado.
Tenía miedo del instituto a pesar de que quedaran más de 3 meses,me sentía débil pero no podía contárselo a nadie o pensarían que era un marica...
-¡Reese no estás muerto!- anunció Dewey emocionado cuando entré por la puerta pero yo salí directo a mi habitación.
Cerré de un portazo tumbándome en la cama bocabajo intentando no emitir ningún quejido o gemido entre sollozos.
-Reese,¿piensas hacer tu maleta o qué?- llamó la voz de Malcolm en un tono cansado.
-¿Oye qué te pasa?- al parecer se dio cuenta de que no estaba en un buen momento y se sentó junto a mi.
-No se que soy para ella y tengo miedo de hacer algo mal- sollocé girando la cara para verle de lado.
Se acercó aún más a mi poniendo su mano en mi hombro.
-No seas un capullo,seguro que te quiere pero no sabe dar el paso,hazlo tú- me animó asintiendo.
Me levanté de golpe sentándome en la cama de piernas cruzadas.