8: Segunda Vida (Parte 1)

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Jack x Toni
Hunter x Toni

Donde Toni fue salvado por Conway y comienzan una nueva vida juntos.
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Han pasado un par de años desde aquel día, un día en el cual Toni Gambino fue asesinado por Jack Conway, las noticias del fin de aquella organización qué surgió en la cálida Marbella y después arribó en las lluviosas calles de Londres fueron acaparando los periódicos, reportajes en la televisión y desde luego las redes sociales. La mafia de los Gambino había caído al fin, ahora ya no quedaba absolutamente nada de lo que alguna vez fue, los días de búsqueda por parte del comisario Gordon se habían acabado aparentemente, al final aquel hombre era el único que se quedó con el recuerdo del mafioso italiano, el único que supo de aquel lado qué diferenciaba a Toni de los demás mafiosos.

Era extraño pero aquel chico pese al haber andado entre la pudrición de la sociedad, él nunca perdió su humanidad, incluso en ocasiones pareció mostrarse mucho más humano y comprensivo qué cualquier otra persona de aquella ciudad tan egoísta y apatica. Poniéndose algo metafórico, podría decirse qué era como una pequeña luz entre toda aquella temible oscuridad, una luz qué al final terminó por extinguirse.

«Toni Gambino está muerto y eso no puede cambiar»

El ruido de la molesta alarma del celular comenzó a resonar por toda la habitación, una pálida mano logró alcanzar el teléfono pero al lograr tocarlo simplemente se le resbaló y cayó al suelo haciendo un ruido de golpe.

— Vaya mierda... — finalmente el chico se destapó de aquellas sábanas y no tuvo más remedio qué inclinarse y recoger el teléfono

Tras apagar la alarma, el chico lanzó un gran bostezo al aire, acto seguido se frotó los ojos, el gruñido de su acompañante en la cama se hizo escuchar, aquel sujeto comenzaba a despertar.

— Buenos días oso gruñón — respondió el chico al levantarse de la cama, mostrando así su cuerpo desnudo

— Vete... A la mierda — respondió el hombre al removerse entre las sábanas

— Cómo siempre estás de buen humor, oye por cierto iré a comprar algunas cosas ¿Te apetece algo?

— ¿Con el permiso de quien? — el hombre abrió los ojos y se dirijo al contrario con una mirada de disgusto — en ningún puto momento me has pedido permiso

— Llevamos dos años viviendo juntos ¿Aún tengo que pedirte permiso para salir?

— Ven aquí — señaló con el dedo a su lado en la cama

— Joder... Tú no cambias

El chico se acercó a aquel hombre quien simplemente le jaló y le hizo recostarse nuevamente.

— Me pedirás permiso todas las veces que quieras salir, incluso si es a fumar o a regar las plantitas, tú no te mandas sola muñeca ¿Me entiendes?

— No te he dado motivos para que desconfíes de mí, es más tú has sido quien más provecho sacaste de mi compañía ¿No lo crees amor? — el chico deslizó sus manos por el abdomen marcado de su acompañante, subiendo hasta el pecho donde dio un par de caricias

— Ante todo el mundo tú eres mi esposo, tienes que estar conmigo siempre

— Tú lo has dicho, ante todos... Sin embargo, eso no te había dado el derecho de acostarte conmigo y vaya que llevas haciéndolo durante dos años y contando... Eso no era parte de la mentira

— De alguna manera tienes que recompensar todo lo que estoy haciendo por ti, además bien qué me correspondes a todas y cada una de mis caricias — el hombre sujetó las manos del chico, su rostro se aproximó a aquel cuello tan blanco, repartiendo un par de besos lentos

— Al final... Esto de estar atado a ti de por vida... No es tan malo como imaginaba

— Si eres honesto conmigo... Entonces no tengo razón para hacerte pasar malos ratos — el hombre tomó el rostro de su “esposo” para proceder a besarle en los labios

Las caricias fueron haciéndose más y más constantes, el hombre se colocó encima del menor, de tal forma qué tenga la libertad de dejar su marca en toda aquella piel, incluso remarcando aquellas ya hechas durante la noche anterior.

«Estamos casados, es una mentira pero aún así... Déjame tenerte»

El ruido del rechinar del colchón acompañado por los gemidos de ambos se hicieron uno con el ambiente, los cálidos rayos de sol qué entraban por las ventanas podían iluminar la figura de ambos mientras hacían el amor, ellos eran un matrimonio de mentira algo de pura apariencia, sin embargo a pesar de ello gozaban de las libertades y privilegios de uno verdadero.

Después de finalizada aquella ronda mañanera, el menor se dirigió al baño y tomó una ducha, una vez limpio, se acercó al espejo. Su cuerpo tenía una qué otra cicatriz, algunas por aquellas vivencias pasadas y otras producto de haber borrado sus tatuajes por segunda vez en su vida, el chico tomó una pequeña toalla y fue frotando su cabello en ella, tomó el secador y lo conectó al toma corriente.

Sonrió al mirarse nuevamente al espejo, sus cabellos rizados se balanceaban por el aire caliente del secador, tenían un tono rubio cenizo aunque ciertamente se planteaba la posibilidad de cambiar de tinte, quizás para volver un poco a los orígenes, después de todo ya no existía peligro alguno, Toni Gambino había muerto y esta vez de forma oficial para todos, en la actualidad las cosas eran muy distintas ¿Quién iba a adivinar qué Toni se iría a vivir a otro país con su propio asesino? ¿Quién podría predecir qué él no murió aquel día?

La puerta del baño se abrió y por ella entró su supuesto marido, el hombre sonrió al ver a su amante cepillando su cabello con tanta calma. Sus brazos le rodearon por la cintura, su protegido era quizás lo único que aún le motivaba para continuar viviendo.

— Si no quieres dejarme ir a la calle solo, al menos llévame a una tienda

— ¿Qué quieres hacer?

— Quiero comprar un nuevo tinte para el cabello — respondió al dejar el cepillo en el cajón

— ¿Te vas a teñir de nuevo?

— Sí, estoy deseoso de hacerlo

— De acuerdo, te llevaré más tarde

Conway soltó al menor, se dirigió a la regadora para comenzar a asearse, mientras se duchaba mantenía su mirada fija en el rubio, le miraba arreglarse como si examinara cada uno de sus movimientos. Quizás hayan pasado dos años pero aún así Conway no podía dejar de observarle con tanta insistencia, solamente él sabía lo buen mentiroso qué Toni podía llegar a ser y por ello no podía fiarse completamente de él.

No podía hacerlo, no podía a pesar de haberle perdonado la vida aquel día, aún después de haberle dado una segunda oportunidad, ni siquiera aún después de que este le haya acompañado por dos años de su vida en un país completamente diferente, Toni quizás era su amante, su esposo, su compañero de vida y de trabajo pero por más que haya pasado el tiempo, nunca podría fiarse completamente de él.

«El pasado te perseguirá aún estando en la otra vida»

Conway lo tenía bastante claro, si Toni le fallaba una vez más, entonces este tendría que afrontarse a las consecuencias, no habrían más oportunidades para él y esta vez tomaría su vida, después de todo...

«Tu vida me pertenece»

Continuará...

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⏰ Última actualización: Sep 07, 2022 ⏰

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