Si les digo la verdad, no estaba totalmente convencido de lo que acababa de ocurrir.
Así que después de 5 minutos de intenso beso y miles de pensamientos revoloteando por mi cabeza espontánea y desordenadamente, cogí y me fui sin decir absolutamente nada.
Tal y como ella vino y no dijo nada, yo me fui igual. Quise expresar algo pero como casi siempre que lo hago la cago, no lo hice.
Y me fui tan tranquilo a mi casa mientras me fumaba el último cigarro de una cajetilla que le había robado a Charlie esa mañana. Hacía una noche realmente agradable.
Llegué a mi casa al fin. No era muy tarde, eran sobre las 00:15. Pero Jack y mi padre ya estaban durmiendo. Intenté no hacer mucho ruido y entré directamente a mi habitación, sin antes pasar siquiera por la cocina. Y eso que siempre lo hago. Como demasiado para lo bien que me mantengo físicamente.
Me descalcé, me quité la ropa y me quedé en calzoncillos. Siempre duermo en ropa interior.
Así pues me tumbé en la cama.
Creí que me sería fácil dormir ¡y así fue! Me dormí en apenas unos minutos. Fue extraño.
Soy una persona que se come exageradamente la cabeza, sobre todo con gilipolleces. No estoy diciendo que Mia sea una gilipollez, la quiero muchísimo y todo eso, pero no puedo perder más tiempo con ella.
A la mañana siguiente me sentí genial, como si no hubiera pasado nada peculiar el día anterior. Sentí como que Mia ya no me importaba. Como que ya había pasado página de una vez.
Y así lo hice. Nada más desayunar me llamó Charlie para pedirme que le ayudara con la mudanza de la oficina de su padre a cambio de unas cervezas y algo de comer. Como todas las mañanas, no tengo nada más interesante que hacer. Así que fui a su casa.
El padre de Charlie era un tipo bastante trabajador y disciplinado. Estudió derecho y ahora ejercía de jefe de abogados en su propio buffete. No le iba mal, ganaba bastante dinero, pero a cambio de trabajar duramente alrededor de 10 horas diarias.
La historia de su progreso profesional es bastante interesante. Nada más licenciarse en la universidad con notas realmente buenas, no tuvo problema en encontrar trabajo. Estuvo trabajando 9 años en una gran y prestigiosa compañía. Pero de un día para otro, la empresa quebró dejando a sus trabajadores en el paro.
Su padre estuvo buscando trabajo durante varios meses pero no consiguió nada rentable. Así pues, decidió montar su propio buffete de abogados. Y lo montó en su propia casa. Poco a poco fue creciendo y contratando a gente. En menos de 1 año se mudó a unas pequeñas oficinas.
Hace 2 días ganaron un juicio con un gran beneficio y han decidido invertir parte de ese dinero en otras oficinas aún más grandes y en contratar a 4 abogados más. El padre de Charlie aparte de ser un gran abogado, es un gran empresario.
Básicamente a lo que quería que le ayudara era a recoger algunas cosas de su despacho que todavía tenía en casa y llevarlas a sus nuevas oficinas.
A las 11 llegué y llamé al timbre de su casa.
- Que pasa Charlie, ábreme tío - Le dije por el telefonillo.
- Hey colega, pasa - Apenas podía entrar en su casa, estaba llena de cajas de mudanza y papeleo, mucho papeleo. - ¿Qué tal ayer con Mia? ¡Cuéntame!
- Uf, como sabía que lo preguntarías... pues nada importante la verdad. Creo que así están bien las cosas como están.
- Me alegro tío, se te ve genial. ¡Así me gusta! Bueno, ¿preparado para sudar un poco?
- Claro, vamos a ello - Le dije entusiasmado.
No es que me entusiasme trabajar, no lo hacía para nada. Me entusiasmaba la cerveza. A cambio de una podría hacer muchas cosas.
Me puse una cinta en el pelo para que no se me despeinara. Pues como ya saben, me lo cuido bastante. Y me puse a currar en mover cajas de un lado para otro.
¡No se imaginan la cantidad de papeleo que pueden llegar a tener los abogados! Eran las 2:30 y todavía quedaban más de la mitad de cosas por mover.
Charlie, su padre y yo decidimos tomarnos un descanso e irnos a tomar una cerveza fría. También aprovechamos y comimos algo. El padre de Charlie cumplió con su parte y solo por esa deliciosa y grasienta hamburguesa que me comí ya me había rentado todo el trabajo moviendo cajas.
Después de comer volvimos a terminar la mudanza. Entre una cosa y otra se alargó y terminamos todo el trabajo sobre las 7 de la tarde. Estaba ya muy cansado y decidí irme a casa, así que me despedí de Charlie y su padre y me fui.
Nada más llegar a casa me pegué una intensa ducha de agua fría que me relajo muchísimo.
Personalmente creo que las duchas frías en verano, junto con la cerveza, tocar el piano, cagar por las mañanas y los bordes de las pizza son de los mayores placeres en la vida.
Cuando salí de la ducha y sequé mi pelo, me pasé por la habitación de Jack para cotillear un poco que hacía y pegarle un par de collejas con la intención de picarle e iniciar una pequeña pelea, solo para pasar el rato.
Jack estaba escuchando música en el móvil tumbado en su cama con los ojos cerrados. Por lo que aproveché la ocasión.
Me tiré encima suya y después de darle una buena paliza cariñosa como dos buenos hermanos, me metí un poco más con él.
- Peleas como una chica - Le dije en tono burlón mientras soltaba una leve sonrisa.
- Bueno, al menos no lloro por una - Uf, esa había sido dura. Él sabía que lo había pasado mal por Mia, pero realmente ese comentario me hubiera hecho bastante daño hace unos meses. Ahora ni me importaba.
Le tiré un cojín a la cabeza como recompensa de aquel comentario y me fui corriendo para el salón donde estaba mi padre viendo en la televisión ese típico programa basura en el que un presentador, a menudo bastante idiota y poco gracioso, les hace preguntas a unos concursantes a cambio de una gran suma de dinero. Pues mi padre las contestaba todas, y no solo eso, ¡sino que las contestaba bien!
Era un tío muy inteligente, lástima que a mí no se me haya pegado nada.
Tenía un hambre impresionante, como de costumbre. Así que fui a la cocina y me hice un bocadillo de tortilla que hubiera alimentado a 7 personas.
Después de cenar me sentí un poco aburrido y ya empezaba a tener algo de mono por fumar. Llevaba sin hacerlo todo el día. Así que cogí una cajetilla que tenía escondida por la habitación y me fui a dar un paseo.
Mi padre sabía que fumaba, pero no le importaba. Siempre y cuando no lo hiciera en casa y mucho menos delante de mi hermano Jack. Para él era el hijo perfecto y el futuro de la familia. Y la verdad es que tenía razón.
Salí de casa, me encendí un cigarro y empecé a caminar a ritmo tranquilo en dirección a ningún lado.
Como no tenía un rumbo fijo, decidí pasarme por el parque donde la noche anterior había quedado con Mia.
Justo cuando llego al parque veo a lo lejos una parejita que me recordaba a mí con Mia cuando estábamos empezando. Era todo tan bonito. Qué suerte tenían aquellos adolescentes de disfrutar del amor.
Conforme voy andando y acercándome a esa pareja, me doy cuenta de algo. La chica era Mia.
Sin pensármelo dos veces y sin saber muy bien el porqué, fui al chico que estaba agarrándola de la mano. Le di una palmadita en la espalda y cuando se giró le solté tal puñetazo en la cara que se cayó al suelo de espaldas. Luego se levantó y se fue corriendo mientras le sangraba a chorros la nariz.
Una cosa tengo clara, y es que lo mío no se toca.
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Donde dormiste anoche
Fiksi RemajaEs jodidamente difícil hacer la descripción de un libro. Pero aún más la de tu propio libro. Así que no voy a contar ningún resumen sobre "Donde dormiste anoche" solamente quiero que disfrutes de su lectura y de que te des cuenta de lo gilipollas qu...