Parte VI

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Estúpidamente le pido a mi padre que nos vayamos, simplemente me manda a callar y me ordena sentarme y obedezco, nadie puede salvarme, nadie me escucha y es el príncipe, nadie lo desafiaría, mi vista se pone borrosa, no sé si son lagrimas o desesperanza, todo me da vueltas y hago todo lo posible por mantenerme consciente, al parecer no lo logro. Cuando despierto estoy en mi cama, todo está oscuro, tardo un momento en asimilar lo que pasó, al darme cuenta de que estoy sola en mi habitación no lo pienso dos veces y salgo corriendo, es lo único que sé y puedo hacer.

Me paro frente a la habitación y dudo por un momento, pero consigo hacerlo, toco la puerta desesperadamente, la puerta se abre y veo a Gael pasar de un rostro somnoliento a preocupado cuando se da cuenta que soy yo, no espero que me invite a entrar ya que es prohibido que yo entre a la habitación de un hombre a solas, pero no me importa, entro rápidamente y el tarda unos instantes antes de cerrar la puerta, ambos podríamos morir si alguien se da cuenta puesto que soy la prometida del principe, dejando eso de lado, su habitación huela a pintura y rosas, la luz se cuela ligeramente por la ventana, así que no está todo oscuro, hay una pintura a medio hacer junto a la ventana, todo el panorama parece un cuadro.

- ¿Qué haces aquí? -dice en un susurro- ¿sabes que me cortarían la cabeza si se enteran de que estoy a solas en medio de la noche con la prometida del futuro rey? Y a ti no te esperaría algo diferente.

- Lo sé -lo corto secamente- lo sé, pero necesito tu ayuda –mi voz se corta y el se acerca.

- ¿qué pasa? ¿por qué estás así?

- No quiero casarme con ese hombre –su rostro se torna confundido.

- ¿acaso no es el sueño de toda doncella casarse con el príncipe?

- No el mío –respondo secamente.

- Pero es el príncipe, si te casas con él serás reina, serás más importante que la hija de un general, las personas te respetarán.

- ¿de qué me sirve eso a mí? -respondo con mi voz entrecortada- ¿Qué diferencia hay entre ser un adorno en la casa del general a serlo en la casa del rey? ¿respeto por ser la reina? ¿acaso a ti te respetan por ser el hijo del general? Dime, si no te respetan a ti que eres hombre ¿lo harán conmigo que soy una simple mujer? -lo piensa por un instante, sé que lo que le he dicho le debe haber dolido, pero conociéndolo no está pensando en eso, piensa por qué estoy hablándole de esa manera así que prosigo- no quiero casarme con ese monstruo.

- No hables de esa forma, podrían cortarte la cabeza –dice muy serio.

- Sería lo mejor, que lo hagan rápidamente, a que ocasionalmente lo haga él -digo ya entre lágrimas, él se acerca más y me mira extrañado- es que lo vi hacerlo Gael, vi que lo hizo con esa chica -me toma de los hombros.

- ¿De qué estás hablando Lituania?

- Cuando era pequeña, hace diez años fuimos a una cena en el castillo, llegamos temprano porque nuestro padre tenía asuntos con el rey, se nos permitió jugar en el jardín, sabes que soy curiosa –mi hermano asiente- me adentré en el bosque aprovechando que nadie me veía, no sé cuánto caminé siguiendo esa mariposa –mi hermano me abraza suavemente y logro continuar- la chica que desapareció hace 10 años y que nadie encontró -la respiración de mi hermano se torna más rápida y pesada- estaba atada suspendida de sus brazos, estaba totalmente desnuda y sangraba, todo su cuerpo sangraba, él -hago una pausa porque un sollozo no me permite continuar, recordarlo es horrible- él metía sus dedos donde no se me permite tocarme -mi hermano me aprieta con fuerza- ella le suplicaba que se detuviera y gritaba por ayuda –me quiebro totalmente y caigo al piso de rodillas, me hermano se arrodilla junto a mí y me acaricia la espalda- no pude ayudarla Gael –digo mirándole a los ojos- no pude ni siquiera moverme para pedir ayuda, y si lo hubiera hecho nadie me habría prestado atención -el asiente levemente- logre correr cuando él empezó a cortar su piel con una navaja y no suupe qué pasó despues.

- ¿se lo habías dicho a alguien?

- No, nadie me habría escuchado o creído.

- ¿estas segura que era él? -ahí está esa incredulidad, esa duda que no quería escuchar, llevo ambas manos a mi rostro y grito frustrada- ¿qué es eso que tienes en la mano? -pregunta con un tono de voz bastante alto- ¿Quién te hizo eso? -lo observo algo aturdida.

- Durante el baile, me negué a mirarlo a los ojos y...

- Es un maldito hijo de puta –grita mientras se pone en pie, después permanece en silencio mientras camina de un extremo a otro.

- ¿Me ayudarás a no casarme con ese hombre? -noto que mi pregunta le duele, en el fonde sé la respuesta, el es el príncipe y me quiere a mí, nosotros no podemos hacer nada, pero aun así se arrodilla frente a mí y toma mi rostro entre sus manos y besa mi frente.

- Haré lo posible por alejarte de ese infeliz. 

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⏰ Última actualización: Sep 07, 2022 ⏰

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