Vio entrar a uno de sus empleados (por no decir su amigo) más antiguos a su oficina y de inmediato noto algo extraño en él.
Primero, se supone que volvería a la siguiente semana; segundo, estaba más delgado de lo que lo recordaba y además que se veía algo enfermo, tercero y más importante, para los betas era mucho más dificil percibir las feromonas, se tenía que instruir en ello si querías hacerlo. Siendo un beta que trabajaba con omegas le había parecido una buena idea aprenderlo. Así que le sorprendió percibir el aroma de Raditz, su confiable mecánico, no tenía aroma. Bueno tal vez lo tenía, pero era tan tenue que él no podía percibirlo, esto era por su gran consumo de inhibidores, según tenía entendido. Sin embargo ahora sentía un ligero olorcillo a naranja emanar de él y también otro, como a tierra mojada, que podía ser de un alfa. ¿Pero que carajo hacía Raditz con un alfa? Conocía al resto de su familia, había dos alfas en ella, tres si contabas a su hijo. Su padre, Bardock, que promocionaba su empresa, tenía un penetrante aroma que se podría comparar al café negro; mientras que su cuñado Vegeta, tenía un aroma comparable al cuero curtido, por otro lado, su joven hijo aún no tenía un aroma determinado pero si debía compararlo con algo, diría que olía como a pasto recién cortado.
Así que ese nuevo aroma lo confundió por completo.
- ¿Cómo estás Raditz? - lo saludo con una calma fingida - ¿Tanto extrañabas la empresa qué has vuelto una semana antes? - le cuestionó molestoso, aunque realmente no sentía ganas de bromear.
- Buenas tardes, señor Whis - lo saludo con marcada tensión - ¿Puedo sentarme? - interrogó aún con ese marcado tono rígido.
Atinó a darle la afirmación con un ademán de la mano, sorprendido por su extraña manera cortez de hablar, ya que cuando estaban solos tenían tendencia a tutearse y por todos los cielos, básicamente tenía un puesto en la mesa del directorio de la empresa. Luego de sentarse, al hombre frente suyo le tomo varios minutos encontrar la manera de comenzar, lo que sea que venía a decir.
***
Hace casi diecisiete años, estaba por rendirse en sus intentos de conseguir un puesto como mecánico incluso en las empresas más pequeñas. Llevaba un año de casado y su esposa acababa de darle una sorpresiva noticia.
- Estoy embarazada.
Se le cayó la taza de café al suelo.
- ¿Lo dices en serio? - logro decir por fin, sin poder salir de su estupor inicial.
- Yo no miento sobre ese tipo de cosas, Raditz - le contesto de inmediato mordaz.
A insistencia de los padres de ambos, previó a casarse, fueron a comprobar que tantas probabilidades tenían de concibir. Como esperaron, eran bajas, los omegas no eran fértiles como portadores masculinos. Era algo que discutieron mucho, incluso como pareja antes de pensar casarse y fue algo que casi los separó, así que la noticia no los tomo por sorpresa por completo, pero no fue menos dolorosa por ello.
Decidieron que en un par de años ahorrarían e intentarían la inseminación artificial. Un embarazo controlado, en el momento esperado. Así que tenía tiempo para seguir probando suerte. Se mantenían bastante bien con sus trabajos a medio tiempo, mientras terminaban sus respectivas carreras, preparando sus modalidades de titulación, aunque él aún no lograba encontrar espacio donde hacer sus pasantías y menos su proyecto de grado. Nadie recibía a un omega en ese ámbito laboral.
Por ende la noticia lo tomo por tal sorpresa, que no atino a reaccionar como hubiera deseado.
- Di algo, por todos los cielos - le exigió de repente su peli azul nerviosa y bajando los puños a las caderas, en clara muestra de desesperación.
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Tu alfa
FanfictionTenía una vida feliz, cuando apareciste, estaba contento con mi destino, pero tuviste que aparecer, ¿Por qué ahora?, ¿Por qué cuando creía mi vida completa?, ¿Por qué....