𝐂𝐮𝐚𝐫𝐞𝐧𝐭𝐚 𝐲 𝐬𝐢𝐞𝐭𝐞

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Seungkwan no paraba de mirar a Vernon. El mayor había decidido ni mirarlo después de lo que Boo le había hecho, se sentía resentido con el menor y no pensaba perdonarlo tan fácil.

10 minutos antes.

Seungkwan observaba la película con demasiada atención aunque no tanta como Vernon, el mayor parecía estar atento hasta el pestañeo de los personajes. Incluso había regañado ligeramente al menor por hacer ruido mientras abría una barra de chocolate. Hizo una mueca cuando vio lo que pasaba, odiaba esas películas de miedo así que se concentró en las palomitas que tenía en su regazo. No le costó mucho acabarlas, él y Vernon llevaban varias horas mirando películas y quedaban pocas, Kwan destapó otra barra provocando que Vernon lo mirara mal y dirigiera su vista al cubo donde habían estado las palomitas.

—¡Kwan! Te las has acabado todas.

Seungkwan sonrió ante la mirada de reproche de Vernon, éste había hecho palomitas dulces, le gustaban mucho y más las que estaban en el fondo había estado esperando a que Seungkwan acabara las de arriba para el poder comerse las últimas y ahora se había quedado sin nada.

—Ay, no sabia que querías más.

Seungkwan soltó un quejido cuando Vernon apagó la tele y encendió las luces de repente. Parecía enojado en serio aunque se veía tierno provocando una risa en el menor. Eso solo hizo que Vernon suspirara y se sentara dándole la espalda.

—Nonie no te enojes de verdad...

Vernon no estaba enojado o sí, ni él lo sabía solo le molestó lo que hizo Kwan. Él de verdad quería esas palomitas.

—Vernonie~

Seungkwan llevaba ya unos 10 minutos sentado esperando que Vernon respondiera, cuando se hubo cansada del berrinche del menor y ya no le parecía gracioso si no, molesto, se sentó a su lado mordiendo levemente los brazos de Vernon, luego las piernas y aunque Seungkwan pensaba que el mayor se retiraría fue grande su sorpresa cuando éste se quedó quieto observando sus hazañas.

—Perdón cariño, prometo hacer más palomitas, solo no te enojes así.— Chwe simplemente no pudo evitar solar un suspiro y tranquilizarse cuando un puchero surgió de los labios de su novio. No podría estar enojado con Seungkwan por más de media hora aunque quisiera.

Ese chico de mejillas y nalgas regordeta, bonita voz; ojos, manos y piernas, era su perdición y su salvación a la vez. Lo peor, es que él no lo sabía.


♡♡♡♡♡♡

Disculpa si hay errores.

¿Algún capítulo especial que quieran leer antes de que se acabe?


Gracias por leer, carat. 💖💙

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