𝐃𝐢𝐞𝐜𝐢𝐬𝐞́𝐢𝐬

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—¡Hansolie! ¡Vernonie! ¡Sí, sí sí!

Los gritos de Seungkwan se escuchaban por todo el salón de la clases del mayor. Vernon rió de seguir jugando en su celular bajo la atenta mirada de Seungkwan.

—¡Vernonie! ¡Vernonie! ¡Vernonie!

Seungkwan estaba demasiado emocionado, desde que Vernon le había dicho que quería ganar aquel juego él simplemente no dejaba de gritar en apoyo del menor provocando miradas extraña en sí.

Iba vestido con un boina de color azul junto con una sudadera del mismo color que tenía un pequeño dinosaurio en el medio, haciéndole ver demasiado tierno, junto con unos panatalos de mezclilla negros.

—¡Sí!— La voz de Vernon hizo que Seungkwan pegara un brinco de felicidad y empezara abrazarlo con fuerza. Vernon le devolvió el abrazo riendo junto al menor a la vez que sonaba la campana.—Seungkwan.

—¿Que pasa Hansolie?

—Eres realmente hermoso.

A Vernon ni siquiera le importó el hecho de había más personas en aquella clase. Cuando miraba a Seungkwan se sentía en las nubes, como si estuviera en un paraíso y mentiría si dijera que sus pensamientos se volvian incoherentes cuando estaban juntos. La sonrisa de Seungkwan, su risa, sus ojos, todo él era perfecto ante la vista de Hansol, y apesar de que el menor lo había rechazado Vernon no podía dejar de enamorarse de él cada segundo que pasaba junto a él.

—¡Hansolie no digas eso!— Las manos de Seungkwan intentaron tapar su sonrojo mientras su cuerpo se balanceaba sobre sus pies nervioso.

—Lo siento Kwannie, es que de verdad... me tienes vuelto loco, tus ojos cuando miras las cosas que te rodean, cuando cantas y los cierras para poder sentir la música, sus pequeñas manos en mi rostro, tu risa, Dios, es como una cura a todas mis enfermedades podría morir escuchándote reír Seungkwan. —Vernon suspiró antes de acariciar los cabellos del menor.— Sé que me rechazaste Kwannie pero mi corazón no puede dejar de latir como loco cuando te veo, cuando estoy cerca de ti me vuelvo estúpido. Tengo que pensar mucho lo que voy a decir porque siento que en el cualquier momento lo voy arruinar. Contigo, a veces me da miedo ser yo mismo y arruinar todo porque eres la persona más perfecta que he conocido y me da miedo que te alejes.

Hasta este punto Seungkwan no sabía donde esconderse el rostro, estaba feliz pero a la vez avergonzado, Vernon había dicho todo eso sin siquiera pesar que había gente en esa clase observándolos todavía. Suspiró y abrazó al mayor ante de hablar.

—¿Podemos ir a un lugar más privado?

Vernon apenas escuchó el menor y cogió una de sus manos mientras que con la otra tomaba su mochila y salió de ahí a toda prisa.

Una vez solos Vernon solo tiró la mochila al suelo y se dedicó abrazar al menor. Quien después de unos minutos habló.

—Vernonie, también me gustas muchito.— Seungkwan se sonrojó antes sus palabras pero aún así miró al mayor.—Yo... yo quiero ser tu novio Hyung.




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Perdón pero estoy enamorada de Seungkwan.

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