Schopenhauer

Primer día

Caín

Eran principios de septiembre y recién me dieron las listas de las clases a las que tendría que ver todas las semanas. Decidí enseñárselas a una antigua compañera para ver si reconocía a algún alumno o alumna.

Así lo hizo, ella dió clase a Isabella Bennett. Según su criterio era una alumna excelente en todos los aspectos, eso causó cierto interés en mi persona por conocerla.

El primer día que tuve clase con Isabella ella estaba sentada en penúltima fila, en silencio. Estaba completamente preparada para recibir los conocimientos que le iba a otorgar en esa clase y apuntarlos todos.

Antes de empezar la lección, decidí dirigirme a ella y comentarle el encuentro con su antigua profesora y decirle que tenía altas expectativas en ella.

Ella se incorporó en su silla y se puso roja como un tómate. Era muy linda. Me dió las gracias por mis palabras y entonces decidí empezar la clase.

Ella estaba muy atenta a mis palabras, y no podía evitar tener la sensación de que era la única persona que me estaba escuchando de verdad en esa sala.

Tan pronto como terminó la clase me pude fijar en que tenía cierta mercancía de The legend of Zelda. Era una de mis sagas de videojuegos favoritas. Esa chica me dió demasiada buena impresión.

Estaba impaciente por qué pasara una semana para volver a verla. Sin duda, se había ganado mis respetos en tan solo una hora, todo un logro teniendo en cuenta que tengo algunos prejuicios a la hora de conocer a mis alumnos.