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Summer es una chica bastante problemática, despreocupada, pesimista y bastante desanimada. No tenía nada en la vida que no fuera su estúpido novio Jeremy, sus amistades que son más pura conveniencia que realidad y su jodida dependencia al alcohol.
Si. Odiaba su vida. Nunca tuvo nada que la hiciera sonreír. Nunca fue a la escuela y si lo hizo lo olvidó. Se dedicaba a trabajar en una jodida empresa en donde a penas y le pagaban lo suficiente para poder sobrevivir aunque gastaba más de la mitad en su adicción por el alcohol. No es que le guste porque, vamos. ¿A quién le gusta beber tanta estupidez diariamente desde que eres una niña? ¡Exacto! ¡A nadie!
Literalmente Dios la había abandonado. No quiso ayudarla así como la mayoría de su familia, por no decir toda, la había rechazo. ¿Quién quería cuidar de una niña con dependencia al alcohol? Nadie.
Por suerte al cumplir su mayoría de edad pudo librarse de su madre y consiguió un departamento. Bastante deplorable. Pero al menos no dormía en la calles o bajo un puente. Estaba sentada en su sillón individual mientras sus "amistades" estaban en los otros sillones, riendo y jugando entre ellos mientras Summer les miraba fingiendo prestarles atención cuando la realidad era que estaba perdida en su mente. En ese momento deseaba con toda su alma matar a todos y que la dejarán tranquila, era lo único que pedía. Estar en paz y tranquila. Quería escapar de su realidad y vivir como una persona común lo haría, sin preocupaciones ni ansiedades. Tenía sus traumas y eso la obligó a dejar de sentir miedo. No le temia a nada porque consideraba que lo que ella había pasado había sido suficiente terror en su vida.
— Oigan tengo una idea.
Escuchaba a lo lejos las voces de sus amistades hablar, balbucear básicamente. No ponía nada de atención a pesar de tener la vista fija en aquella bolita organizadora. Claro, hasta que su supuesta mejor amiga la sacudió un poco para regresarla al mundo real.
— Summer. ¿Estás escuchando? — Tamy, la rubia. Le miró un tanto irritada pero al ver el semblante de su amiga se preocupó. — ¿Estás bien? ¿Quieres una pastilla?
— No. — Respondió ella tajante. Seria he indiferente como siempre. — ¿Qué dijeron?
— Pues. Pau dijo que vayamos a acampar este fin de semana. Es como una pijamada pero con la diferencia que será al aire libre. Somos tres mujeres. Yo y Pau dormiremos juntas y tú con Jeremy. ¿Qué opinas?
— Definitivamente es un no rotundo. — Respondió a la vez que se ponía de pie para ir al refrigerador y sacar otra cerveza.
