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El clima estaba neutral, tal cual como su rostro. Cualquiera que lo vea pensaría que no está sintiendo nada, pero la verdad es que en esos precisos momentos Todoroki sentía unas enorme ganas de agarrar a aquella rubia de ojos azules de los cabellos y mandarla a la misma mierda de la que vino.

¿Cómo ocurrió eso? Pues regresemos dos semanas antes.

Donde cierta pareja estaban siendo molestados por su grupo de amigos en conjunto. Uraraka y Ashido no dejaban de insistir en que ambos se den un beso frente a ellas. La verdad era solo un beso, felizmente, pero de igual modo la vergüenza seguía en ambos. No eran una pareja que se la pasarán de melosos frente a toda UA. Pero ambos admiten que sí lo son cuando están fuera del ojo público.

Yaoyorozu solo podía negar con la cabeza mientras se masajeaba la frente. Iida tampoco estaba de acuerdo con lo que ambas chicas decía, Midoriya solo sonreía nerviosamente sin decir nada. Al poco tiempo todo el squad de Bakugo junto a Uraraka pedían un beso por parte de la pareja.

La bulla no era desapercibida por el resto de los alumnos que pasaban por el lugar.

—Vamos chicos, solo un piquito.—Insistió la tés rosa.—Solo uno chiquito y ya.

Todoroki notó que el cenizo parecía meditar las palabras de la fémina. Particularmente a él la idea no le agradaba mucho. Y no por el hecho de que no quisiera besar a Katsuki, ¿quien no quisiera? El problema era que habían estudiantes chismosos que pasaban más lento que de costumbre. Si solo fuera frente a los de su clase, todo sería normal.

—Bien, solo uno.—Terminó cediendo el mayor.—Pero no vuelvan a joder con eso.

El bicolor se tensó, no quería que su novio malinterpretara sus acciones.

Junto cuando el cenizo lo agarró de la cintura para poder besarlo, él se apartó. Y con ellos dejó desconcertado al de mirada rubí y al resto de sus amigos.

—¿Qué sucede, Sho?—Preguntó, sabía que algo estaba molestando al menor.

Shoto solo negó mientras sus mejillas estaban ligeramente de un tono carmín. No eran necesarias las palabras, Bakugo entendió que no se sentía a gusto siendo el ojo de los estudiantes.

—¿Qué se cree?—Se escuchó a lo lejos. Muy a pesar de que habían alumnos que hablaban de sus propios temas con sus amistades, ese comentario llegó a oídos del grupo.—Tiene a Bakugo y rechaza un beso suyo. Si fuera yo, ya lo hubiera besado con lengua y todo.—Mencionó una rubia mientras se iba riendo junto a sus amigas.

Todos escucharon aquel comentario de mal gusto, todos a excepción del cenizo. Tenía seriamente que ir con Hatsume para ver si tenía algún aparato que lo ayudará con su sordera.

—¿Por qué esa cara, fresita?—El cenizo pudo ver cómo su novio tenía un semblante decaído.

—¿No escuchaste lo que dijo esa estúpida?—Preguntó exaltada la castaña. Iba a seguir hablando pero el bicolor negó, no quería que su novio explosivo se molestara por una tontería.

Claro que Bakugo no quedó conforme con esa respuesta.

Después de ese día, aquella rubia no dejaba de decir indirectas -muy directas- hacia el bicolor.

Se acercaba al cenizo con la excusa de que su quirk era semejante al de Bakugo y que quería que le ayudara a perfeccionar sus ataques. Obviamente Katsuki se negaba pues su tiempo era escaso, la realidad era que tenía tiempo y de sobra como para ir a colarse a la habitación del bicolor y convertirse en conejos en apareamiento.

La rubia al ver que sus intentos de estar cerca del cenizo fallaban, decidió jugar su carta maestra.

Ahora iba con la falda del uniforme, pero esta era muy corta, y no usaba nada debajo más que su ropa interior. Dejaba los primeros tres botones de su blusa sin abotonar y su movimiento de caderas al caminar era más pronunciado.

Ukentlig Sex ||Bakutodo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora