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Había pasado ya una semana desde que Soobin quedó encantado con el nuevo Omega pelirubio que entró a su salón. Tanto así que algunas veces a su mente llegaba la idea de cotejarlo de una vez, pero la pena y la inseguridad de que lo rechazara le ganaban.

Ahora se encontraba en la pequeña cafetería donde trabajaba de mesero y en el área donde se pedían las bebidas.

No había gente, ya que como era viernes y en la noche, casi todos se iban de fiesta a algún bar, o con sus parejas a cualquier hotel barato.

Era aburrido no tener clientes, ya que no había mucho con qué pudiera entretenerse. Tal vez solo con su celular o escuchando música desde las pequeñas bocinas del lugar.

— Esto es aburridoooo~ — se quejó para sí mismo mientras un adorable puchero se formaba en sus labios. — Maldito Yeonjun, me dijiste que vendrías para que no me quedara solo y el idiota de mi hermano está con su pareja... —

Estaba tan concentrado maldiciendo a su hermano y a su amigo, que no se dió cuenta que alguien estaba parado en frente de él queriendo tomar su orden.

— D-disculpa... — murmuró aquel joven pelinegro, exaltando al mayor — perdóneme, no era mi intención asustarlo — se disculpó con una pequeña reverencia.

— No, no, tranquilo, solo estaba algo distraído en mis pensamientos —

Si pensamientos son "ojalá se te vaya el agua mientras te estés bañando, Choi Yeonjun" "Kim Jungkook ojalá el omeguita de Taehyung te deje de una vez por todas"... Entonces si, si eran pensamientos.

— Ugh, está bien — sonrió el menor algo nervioso — ¿Puedo pedir mi orden? Digo, si es que todavía hay servicio

— Claro que si, ¿Que vas a pedir? — preguntó mientras se levantaba de su asiento y caminaba hacia la computadora donde tomaba las ordenes.

— Mmmm... Un capuchino caliente y... Un pan de chocolate, por favor —

— Muy bien, en seguida te lo llevo — el joven del otro lado se fué a sentar en una de las mesas de madera, mientras que Soobin preparaba el capuchino

El último mencionado se quedó mirando unos segundos al pelinegro que estaba sentado, ya que se le había hecho algo familiar.

— "¿El es el japonés nuevo que llegó hace una semana? Creo que sí... No, no es... ¿O si?— pensaba mientras prendía la máquina donde el café y el agua caliente se servían en el vaso — "Ugh, debo poner más atención a las personas que me rodean en el salón. Pero creo que si es" — se volteó unos segundos para poder analizar mejor al menor — "Si, si es. Es el amigo de Kai"

En ese momento pudo sonreír emocionado por tener una oportunidad para acercarse a Kai.

Lamentablemente, esa sonrisa no duró mucho, ya que el agua caliente se chorreó en su mano, haciendo que un ardor enorme lo invadiera al instante.

— ¡AAAHHH, MI MANO, MI MANO! ¡ME ARDE! — Gritó de dolor exaltando a la única persona que ahí se encontraba — Dios mío, Dios mío, Dios mío, ya llévame, siento que me voy a morir — lloriqueó mientras que agarraba su mano lastimada y la apretaba contra si mismo para poder bajar un poco el dolor.

Apagó rápidamente la máquina para que el líquido no se siguiera escurriendo y luego corrió al baño, donde se mojó un pequeño pedazo de papel y lo envolvió en su mano.

Salió ya un poco más tranquilo y caminó de nuevo hasta la barra de pedidos. Ahí se encontró a un cierto pelinegro algo preocupado.

— ¿Se encuentra bien? — preguntó mirando la mano contraria. Esta se encontraba un poco roja debido a la quemadura.

 𝗔𝗟𝗙𝗔 𝗡𝗢 𝗧𝗔𝗡 𝗔𝗟𝗙𝗔 » Kaibin «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora