Libertad

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~{6}~

🌑~

Se encontraba la pelinegra sentada nuevamente junto a su "amigo" el corintio. Había pasado ya un siglo desde la primera vez que se vieron.

- Me tengo que ir-. Dijo ella pues hacía unos años siguió al rubio, llegando así a una mansión, muchas veces tuvo curiosidad de entrar, pero nunca lo hizo.

Pero ahora era diferente, había decidió ir y ver que escondía.

-Tan pronto? -. Cuestionó.

-Si lo siento, tengo cosas que hacer-. Tomo sus cosas y camino. Cuando no noto presencia del hombre fue a la mansión Burgess.

Entró con cuidado y se movió por las sombras, llegó a la puerta del sótano y ahí su curiosidad aumentó se veía una esfera de cristal inmensa en medio de un círculo que conocía bien.

-Pero qu-. Se corto a si misma al ver al hombre dentro de ella.

Su mente divago y su corazón se alegro. No perdió más tiempo y se movió por las sombras distrayendo a los guardias. Ellos en busca del sospechoso intruso abandonaron su puesto y ahí se acercó.

- Eres tu-. Dijo captando la atención del hombre.

Morfeo la miró, miró sus ojos y luego se levantó, se corrio un poco para poder verla de cerca.


El reencuentro fue interrumpido por los guardias.

-Aléjese lentamente de la esfera-. Sentenció el guardia.

Ella volteo a mirar al hombre y rápido desapareció en las sombras, no sin antes romper el círculo.

Así el rey de los sueños utilizó a su favor al guardia y rompió la esfera que lo mantenia cautivo.

Salió de la esfera y la chica imitó su acción con timidez.

- Tu-. Dijo Morfeo y se acercó peligrosamente a la chica.

La chica retrocedió con miedo y desvío la mirada del de ojos azules.

- Quién eres? - Preguntó con autoridad el ojiazul.

- Yo.. Bueno yo soy Luna-respondió con nerviosismo la menor.

-No. Tu verdadera identidad - ordenó.

La chica choco con la pared y el frío contacto la hizo estremecer cerrando como acto reflejo los ojos.

- Y-yo, soy el-. Dejo las palabras en el aire y abrió los ojos encontrándose con los de él, como reflejo bajo la mirada, pero se vio obligada a subirla al ver que estába desnudo.

El rey se percató de esto y se marchó, no sin ella.



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