Chapter one.

386 37 4
                                    

La tarde era inusualmente serena, demasiado para su gusto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La tarde era inusualmente serena, demasiado para su gusto. Sin embargo, esa calma le vendría bien después de largos días de trabajo agotador. El azabache se encontraba en su balcón, disfrutando de un cigarrillo que se consumía lentamente entre sus dedos, dejando escapar pequeñas volutas de humo que se perdían en el aire. Intentaba aferrarse a esa paz momentánea, consciente de que pronto se desvanecería, como tantas otras veces. Porque siempre que salía el sol, los problemas comenzaban a acecharlo.

De repente, un ruido estruendoso rompió la tranquilidad y lo sacó de su burbuja de relajación. La furia se encendió en su interior al darse cuenta de que alguien había irrumpido en su propiedad.

¡Eh, imbécil! ¿Qué crees que estás haciendo? —gritó el azabache con voz firme, su tono resonando con autoridad mientras observaba a un extraño con capucha que intentaba escabullirse.

Sin dudarlo, se lanzó a la persecución. El intruso parecía ágil y rápido, pero el azabache no iba a dejarse intimidar. Con cada zancada, la adrenalina invadía su cuerpo y sus instintos afilados tomaban el control. Tras unos cortos minutos de intenso forcejeo, logró derribar al extraño contra el suelo.

Vaya… ¡pero mira nada más a quién tenemos aquí! —dijo el azabache, arqueando una ceja mientras se agachaba para mirar al intruso a los ojos. La chispa de desafío brillaba en su mirada, y una sonrisa irónica se dibujó en sus labios.

El desconocido intentó levantarse, pero el peso del azabache sobre él lo mantenía inmovilizado.

Por favor... no me hagas daño... ¡no llames a la policía! —rogó el encapuchado, su voz temblorosa traicionando su intento de mantener la calma.

¿Que no llame a la policía? ¿Acaso estás bromeando? Irrumpes en mi propiedad privada, en mi preciada propiedad, por si no te has dado cuenta, y pretendes que me quede de brazos cruzados — soltó una risa baja, casi burlona.

Apretó un poco más su agarre en el cuello del intruso, disfrutando del poder que le daba la situación.

Pero hoy es tu día de suerte. No llamaré a nadie.

Sin más, arrastró al encapuchado unos metros adentro de su mansión, el eco de sus pasos resonando en el pasillo vacío. La tensión crecía en el aire mientras se acercaban a una pequeña puerta al final del corredor. Una vez frente a ella, se detuvo y lo empujó con fuerza.

Eh, ¿dónde me llevas? —reaccionó el encapuchado, un atisbo de pánico asomándose en su voz— Dijiste que no llamarías a la policía, ¡déjame ir, por favor!

El azabache no respondió. En cambio, lo lanzó al suelo con un movimiento brusco, haciendo que el encapuchado sintiera el frío del suelo contra una de sus mejillas.

¿Acaso lastimé tu linda carita? —se burló el azabache, inclinándose hacia él con una sonrisa desafiante en sus labios. La ironía en su tono era palpable mientras disfrutaba de molestarle; sabía que tenía la situación completamente bajo control.

Boxcar [ kooktae ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora