Chapter two.

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Día de la reunión

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Día de la reunión

Luego de una ducha para quitar las últimas sombras de la noche, optó por vestir algo casual y cómodo, como lo eran unos pantalones mezclilla beige, camisa blanca fresca, zapatos de cuero cafe y una gabardina del mismo color que su pantalón, tomó su desayuno, esta vez sin que alguien tenga que decirle que lo haga, sabía que necesitaba reparar fuerzas para este día el cual presentía sería muy largo.

Varios minutos después se encontraba frente a la gran empresa Jeon, estaba sumergido en un mar de pensamientos, hasta que el ruido de un claxon, le hizo volver a la realidad, entrando así al edificio de una vez por todas, ya había tomado su decisión no había vuelta atrás

Buenos días, joven. ¿Usted debe ser Kim Taehyung, verdad? —preguntó amablemente la recepcionista.

¿Eh? Oh, sí, buenos días. Soy Kim Taehyung —respondió con una sonrisa cordial— Tengo una reunión con el señor Jeon.

Sí, él lo está esperando —dijo ella, devolviéndole la sonrisa— Permítame informarle que ya ha llegado.

La recepcionista levantó el auricular y, tras un breve silencio, dijo:

Señor, el joven Kim Taehyung ya está aquí —Hizo una pausa y sonrió —Sí, señor.

Colgó.

Ya puede pasar. Sígame por aquí —ofreció la recepcionista, levantándose y comenzando a caminar por los pasillos.

El repiqueteo de los tacones resonaba en el silencio, marcando el único sonido en el ambiente. Durante el trayecto, ninguno de los dos habló; especialmente Taehyung, quien mantenía la mirada fija en el suelo, luchando por encontrar las palabras adecuadas para rechazar la oferta de trabajo sin que eso pareciera poco profesional.

Bien, aquí es —indicó la recepcionista al llegar a una puerta de un profundo color marrón.

Al escucharla, levantó la vista y se encontró con la puerta frente a él. Un estremecimiento recorrió su cuerpo al ver aquella entrada; una corriente repentina de nervios lo invadió y sintió el impulso de salir corriendo.

¿Joven Kim, se encuentra bien? —preguntó la recepcionista, notando su inquietud.

S-sí, gracias. Solo... —tartamudeó, buscando una respuesta.

Tranquilo, tómese su tiempo para entrar. Pero no lo haga esperar demasiado —le sonrió con amabilidad antes de retirarse, dejándolo solo frente a la puerta.

Toc, toc

Adelante —respondió una voz grave desde el interior.

Con timidez, giró la manija y empujó la puerta. Su mirada recorrió la oficina de manera dispersa hasta que se posó en el hombre de cabello azabache que se encontraba detrás del escritorio. La sensualidad que emanaba era hipnotizante: tenía una complexión robusta, piel pálida, y su cabello negro, espeso y ligeramente ondulado, caía con desorden controlado. Vestía una camisa blanca remangada que dejaba al descubierto un brazo tatuado, mientras que su corbata, algo aflojada, le confería un aire desenfadado. Sus labios estaban sellados en una expresión seria y sus ojos, intensamente brillantes, parecían atravesar al castaño.

Boxcar [ kooktae ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora