Twenty-five

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Cuando sus piernas no resistían más hizo un esfuerzo para llegar al pie de un árbol grande, cuando estuvo ahí se dejo caer respirando agitado, ya no escuchaba a los otros hombres pero tampoco se iba a confiar, se movió hasta meterse debajo de algunas raíces que estaban levantadas eran lo suficientemente grande como para que él pudiera entrar agachado, piso algunas hojas secas y casi le da un infarto cuando escucho algo moverse rápido entre las hojas, pero se tranquilizo cuando una pequeñita ardilla salió corriendo.

— Lo siento. — se disculpó con el animalito.

Miro hacia afuera y los rayos de sol que pasaban por las copas de los árboles le ayudaban a ver si no venia nadie, solo se escuchaban sonidos de pájaros o de animales pequeños pero nada alarmante por lo que los nervios y la adrenalina que lo mantenía despierto poco a poco desaparecieron.

Miro sus manos y si tenían ligeros cortes pero tampoco es que se fuera a desangrar con algo así, estaba lleno de lodo de las partes húmedas del lugar pero eso era lo de menos no cree que por algo así sus heridas se vallan a infectar.

Ahora que voy a hacer, no se donde estoy y ya ni siquiera puedo correr, pensó mientras el cansancio hacía lo suyo y cerraba los ojos poco apoco por más que se esforzara estaba cansado, desde que lo encerraron ahí no había dormido mucho, pero el sentimiento de tranquilidad que le daba ya sentirse a salvo lo relajaba y finalmente quedo dormido o tal vez inconsciente bajo el árbol.

Entre sus sueños el leve sonido de las gotas de lluvia chocando contra una ventana lo despertaron, la ligera luz que aún pasaba por la ventana a pesar de estar nublado le calo en sus ojos bicolores al momento que se quiso levantar, estaba en una extraña cama claramente no era la suya, la recamara era también diferente

¿Qué había pasado?.

No recordaba absolutamente nada pero se sentía extraño, era como si se hubiera despertado de un sueño muy raro, en ese momento las risas de un niño pequeño comenzaron a escucharse algo lejanas se levantó y decidió seguirlas, salió de la habitación había un pasillo y varias puertas de habitaciones hasta llegar a unas largas y anchas escaleras, al parecer de ahí era de donde provenían las risas de un niño, mientras siguió su camino veía la decoración de la casa la cual le causaba comodidad ya que casualmente todo era a su gusto, las cortinas, alfombras, pinturas de las paredes hasta decoraciones como jarrones o repisas con objetos elegantes también cabe aclarar que no se sentía asustado ni en peligro el aura de esa casa le daba calma, no recordaba nada de lo que había estado soñando, su mente estaba en blanco.

Bajo por las escaleras y en la sala ahí lo miro, un pequeño niño albino de cabello puntiagudo que no pasaba de los 5 años jugando con... ¿Bakugou?.

Estaba estático sorprendido por el parecido entre el niño y el cenizo fácilmente podría decirse que era su hijo.

— ¡Despertaste!. — gritó el pequeño antes de correr a abrazarlo y Shoto por mero reflejo también lo abrazó.

— Vi que llegaste muy cansado, así que te preparé la cena. — le dijo el cenizo.

— ... — No respondió nada, solo lo seguía mirando confundido, ¿Debería preguntarle de donde salió ese niño que misteriosamente era idéntico a él?, incluso tenia un ojo rubíe y el otro azul, la única diferencia era que era albino, pero el cabello lo tenía igual que Bakugou.

Por más que trataba no recordaba nada, cómo llegó ahí o que estaba haciendo antes de, lo único que estaba en su memoria era el momento en que despertó y las risas del niño.

— Te quiero mucho papi. — el pequeño lo abrazó con más fuerza.

— Khái, tu también vas a cenar mocoso, comiste solo golosinas. — Bakugou se lo quito de los brazos y Shoto estaba en caos interno.

Fucking pretty boy -BakutodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora