Seis.

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Me preparé para la cita con Luke, me puse un pantalón negro, una blusa blanca y me hice media coleta. Me puse unos flats que tenía y un pequeño collar. Tocó la puerta de mi habitación justo a tiempo.

Salí, Luke iba con un pantalón negro y una camisa roja de cuadros, el estiró su mano, dejando ver unas rosas blancas, me sonrió y por alguna razón me sonrojé. Le agradecí, puse las rosas en un vaso con agua que estaba en la habitación y salimos del hotel.

Yo esperaba que llegara en una limosina, o un carro deportivo, ya saben cómo en las películas, pero en cambio, llegó en un pequeño... carruaje.

—Pase hermosa dama— dijo al tenderme la mano y me ayudó a subirme

—Gracias

—¿Están listos? —dijo el "jinete"

—Por supuesto — respondió el con una sonrisa

Mientras estábamos avanzando él me hablaba sobre cada lugar que pasábamos, me equivoqué al juzgarlo tan pronto, era bastante inteligente, y uno que otro momento hacia unas buenas bromas.

Llegamos a nuestro destino que por fuera parecía una cabaña bastante dañada y abandonada, incluso me dio miedo el entrar, pero él me tomó la mano,  la verdad ya no me interesaba, no hice nada para que la soltara, caminamos hacia adentro y, no lo olvidaré.

Justo en el centro de la cabaña estaba una mesa, todo alrededor de esta tenía unas velas, grandes, pequeñas, de diferentes colores, me ayudó a sentarme.

Encima de la mesa estaban dos copas de lo que yo pensé era vino blanco y unos platos cubiertos.

—Bien mademoiselle, espero que la cena sea de tu agrado

Alzó la tapa y ¡Oh sorpresa! No, no era langosta, ni sushi, ni caviar, era ni más ni menos que... ¡PIZZA!

 El notó mi cara de sorpresa y soltó una carcajada

—Lilian me dijo que amabas la pizza, así que pensé que sería buena idea

—Bien, estás ganando muchos puntos debo decirte— tomé la copa y le di un sorbo — ¿Sprite? — el rió otra vez— vaya, ella si que me conoce

—Yo espero conocerte mejor

—No sé porque haces tanta lucha, te acabo de conocer y me caso en unos días

—Porque eres la persona más perfecta que he visto en mi vida y dejarte sería algo estúpido— le sonreí— Bueno, cuéntame algo de ti.

Platiqué sobre toda mi vida, de mis buenas calificaciones desde preescolar, como conocí a las chicas, también quería hablar sobre mi prometido, pero decidí no hacerlo. Después el habló sobre él, me contó sobre su familia, su padre había abandonado a su madre cuando él tenía 3 años y no lo había vuelto a ver desde entonces, ella fue lo suficientemente fuerte para derrotar todo eso y salir adelante. Pasamos casi toda la noche hablando de nuestras vidas, nuestros gustos, lo que odiamos, lo que nos fascina.  Al terminar me llevó a caminar alrededor. Era la parte de Las Vegas que todos se perdían, la parte natural, donde no te ciegas con las luces, ni te pican los ojos con las plumas de sus vestuarios.

De repente se detuvo y me abrazó, como si me fuera a ir para siempre, como si lo necesitara.

Yo hice lo mismo.

No había sentido algo así con Miles, desde hace dos meses ya no se acurrucaba conmigo para ver una película, me daba abrazos cuando se los pedía y ya no lo notaba tan dulce como antes. Sólo que hasta ahora me estaba dando cuenta, la magia, la miel derramada, hasta tal vez el amor, todo se estaba yendo. Pero tal vez es por el estrés de la boda.

¿O simplemente Miles ya no está enamorado de mí?

Me besó, aprovechó que estaba metida en mis pensamientos para besarme, sus labios eran tan suaves, y, al hacer contacto con los míos noto que estaban tibios, cierro mis ojos y me dejo llevar, como recientemente he hecho. El coloca una de sus manos en mi cintura y la otra la hunde en mi cabello. Dejamos que el beso fluya por si solo.

Al separarnos, nos vemos fijamente a los ojos y le doy otro abrazo, él besa mi frente y así quedamos por un tiempo.

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Bien, y ahora ¿Qué hago?

Lo más lógico que se supone tendría que hacer es irme con la persona con la que he pasado más tiempo, con la que estoy próxima a casarme.


Pero por otro lado tengo a este chico con el que me casé por equivocación, ese que me ha causado más sonrisas sinceras que mi prometido. Ese con el que por primera vez sentí mariposas en el estómago, que más allá de atracción fue amor. ¿Amor de verdad? No tengo ni idea. Ese que mi mente puede describir perfectamente y hacer que olvide la cara de Miles.

¿Alguna vez Miles se quedó a platicar conmigo toda la noche? ¿Alguna vez me preguntó cuál era mi flor favorita? ¿Mi platillo preferido? ¿La música que me gustaba?

¿Y qué tal si todo este tiempo la única que se "enamoró" fui yo? ¿Qué tal si estaba tan estúpidamente enamorada que no pude ver más allá?

Tengo ahora muchas preguntas en mi cabeza y poco tiempo para contestarlas.

Esto apesta.

Hangover »LH«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora