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Desperté gritando.


Lo último que recordaba de mi pesadilla eran aquellas ancianas que amaban acosarme, cortando un hilo dorado.


Por alguna razón, sentí como si mi vida se fuera en un suspiro. Arrastre los pies hasta el baño y me eche agua en la cara, lavándome las lágrimas. El corazón parecía latido a un de salirse de mi pecho.


Dolor. Locura. Ira.


Esas eran las tres palabras que las ancianas no paraban de decir.

Vamos, señoras, existes mejores palabras en el mundo, como: cachorro, gatito y chocolate.


Como sea.


Tenía que hablar con alguien de esto. Skyler había dicho que los sueños de los semidioses generalmente eran malos, por lo que decidí ir a la cabaña 13, era la que más cerca quedaba de la mía.


Claro, Charlie, no te engañas ni ti misma.


Me escabullí, y toque la puerta de madera, pintada de negro, de la cabaña 13. En serio ¿Cuál el problema con Nico y este color?


A los minutos, se abrió.


—Por los dioses, son las tres de la mañana —gruño Nico.


El cabello negro estaba despeinado, algunos mechones parados hacia arriba otros que se enredaban alrededor de su oreja. Grandes ojeras, los ojos oscuros que ardían en llamas azules, metafóricamente, siempre quise comparar a Nico con el Hades de Disney. Vestía una remera gris tres talles más grandes, unos pantalones negros sueltos e iba descalzo.


—¿Qué hay en ese pequeño cerebro tuyo? —pregunto, dándome un golpe en la cabeza, de seguro que su segundo nombre era "caballeroso"—. Son las tres de la mañana.


—¿En serio? No me digas, gracias por aclararlo —agregue con sarcasmo, y me golpee la frente—, si alguien no me lo aclaraba de inmediato, pensaría que son las diez de la mañana.


—Si me has despertado para hablarme de esa manera, entonces —hizo una pausa, sonrió cínicamente y me cerró la puerta en la cara.


—Maldito idiota —le susurre a la puerta, y acto seguido, la patee, furiosa.


Me quede para unos segundos. Luego recordé que las cabañas no se cerraban con llave y si lo hacían, Nico no la había cerrado ¿Invasión de espacio personal? Si ¿Qué soy una acosadora? Todavía no me dan el titulo.


La cabaña era mucho más oscura por dentro que por fuera. Las paredes pintadas de negro, posters de bandas metal y películas de terror colgando de las paredes, también estaba la cama que parecía un ataúd. Tenía un par de muebles llenos de libros y cds.


Junto al ataúd, eh, quiero decir cama, había una mesa baja con un libro abierto, una lámpara y dos portarretratos.

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⏰ Última actualización: Jun 20, 2015 ⏰

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La hija de la locura (Nico di Angelo) [SIENDO EDITADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora