Capítulo 9

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-¿Dónde cojones estará la plancha? 

Llevaba buscando la plancha del pelo desde hace diez minutos literalmente. Ya me había maquillado, y tenía que hacer algo con este desastre al que llamaba pelo.

Me había maquillado de manera sutil y ligera. Había usado el corrector para tapar las ojeras y en los ojos llevaba unos tonos marrones claros, me había echado rimel y había hecho un intento de eyeliner. 

-¿Qué haces Em?

Me giré y vi a mi hermana pequeña en la puerta del baño.

-Buscando la plancha del pelo Lu

Mientras seguía buscando, noté que Lu se quedaba muy quieta en la puerta. Estaba analizando cada uno de mis movimientos. Cuando encontré la plancha casi quise saltar de la alegría. 

-¿Qué miras tanto Lu?

-Tu cara

Sonreí con cariño. Mi hermana no estaba acostumbrada a verme con maquillaje. Casi nunca lo hacía. Me planché el pelo para dejarlo liso y me hice una coleta alta. Me miré dudosa en el espejo, pero decidí que estaba decente y salí corriendo hacia mi habitación ya que Ferrán pasaba a por mi en nada. 

Saqué el vestido del armario y me lo puse corriendo. Cogí mis tacones negros del armario y el bolso pequeño. Puse en el bolso todo lo imprescindible y me até los tacones. Uf, no me acordaba de lo que era llevar tacones.

Enseguida llamaron al timbre y mi cuerpo se congeló en el sitio.

-¡Voy!- dijo Lucía corriendo a la puerta

Abrí los ojos e intenté evitar que abriera la puerta. Cuando llegué lo había hecho demasiado tarde. Mis ojos se fundieron con los del moreno nada más verlo. Lo miré de arriba abajo. Es que este hombre puede conmigo. ¿Cómo un traje le podía quedar tan bien a una persona?

Me fijé en la corbata. Era roja. Del mismo color que mi vestido.

-Estás espectacular Em

Le sonreí tímidamente y me agaché para hablar con Lu.

-Lu, la teta se tiene que ir con un amigo ¿vale? No volveré hasta tarde, ¿estarás bien?

La pequeña asintió con energía. Le sonreí y le di un beso en la cabeza.

Me levanté y miré al moreno que tenía frente a mí. Me volvió a mirar de arriba abajo haciendo que la piel se me pusiera de gallina. Me tendió una mano.

-¿Nos vamos?

Asentí y le cogí de la mano. Nuestros dedos se entrelazaron automáticamente y subimos en el coche negro.

*

Acabábamos de llegar.

El lugar donde se iba a celebrar la ceremonia era muy elegante y refinado. 

Ferrán y yo entramos en la estancia cogidos de la mano. Rápidamente una señora mayor nos interceptó y miró al moreno con mucho cariño.

-Ferrán cariño, que mayor estás

Él sonrío.

-Abuela, si estoy igual que siempre

Me soltó la mano para abrazar a su abuela. Fue una estampa muy emotiva. La señora lo abrazaba con todo el cariño del mundo. Todo el cariño que una abuela le tiene a un nieto. 

-¿Quién es esta muchacha tan guapa?- dijo mirándome con curiosidad

Ferrán volvió a mi lado. Cogió mi mano.

-Ella es Emily abuela, mi novia

-Con que tu eres la famosa Emily, la novia de mi nieto

Le sonreí y fui a darle dos besos. La señora en vez de dármelos, me rodeó con sus brazos. Era tan familiar, me sentí extraña por un momento.

-Encantada de conocerte hija, es una placer tenerte aquí

-El placer es mío

Después de sonreírnos a ambos, la abuela de Ferrán se esfumo en cero coma.

Nos paseamos por el sitio admirando todos y cada uno de los detalles que Mike y Martina habían escogido minuciosamente. Era todo precioso. 

Entramos en la sala de ceremonias y me quedé un rato en la puerta, admirándolo todo. Reinaban el blanco, el beis y el gris. Habían muchas hileras de sillas y enfrente un gran arco decorado con flores rojas y azules. Eran rosas. Amaba las rosas azules. 

*

Ferrán no se separó de mi hasta que la ceremonia empezó. Él estaba en el lado derecho del altar y yo en el izquierdo junto con el resto de damas de honor. Lo tenía enfrente. Y tenía que reconocer que mientras esperábamos a la novia lo había mirado un par de veces.

Hasta que llegó la novia. Todo el mundo se puso de pie. Estaba preciosa. Llevaba un palabra de honor blanco que le sentaba de muerte. A su lado, la acompañaba su padre. Ambos se dijeron unas palabras hasta que el padre de ella, la dejó en brazos de su futuro marido. 

Antes de que ambos se dieran el sí quiero, vi un amor profundo en sus miradas. No pude evitar llorar. Era todo tan emotivo y precioso que... Mi mirada se alzó por arte de magia y vi como al moreno le caían un par de lágrimas también. Él me devolvió la mirada y sonrío. Yo no pude evitar hacerlo también. Le devolví la sonrisa. Los aplausos nos sacaron de nuestra pequeña ensoñación y la ceremonia terminó. 

Empezamos a salir en masa hacia la sala donde se iba a celebrar el banquete. Cuando salí por la puerta con cuidado de no pisar el vestido una mano agarró mi brazo. Ferrán. 

-¿Qué, emocionada?

-Ha sido muy bonito, hasta tu has llorado

-Era mi padre, ¿cómo querías que no llorara?

Le di un manotazo amistoso en el brazo.

-Tonto

Ferrán me envolvió la cintura con los brazos y yo rodeé su cuello con los míos. Mi pecho se lleno de calor y no pude evitar abrazarlo más fuerte. Él también lo hizo.

-¿Vamos dentro?- susurró en mi oído

Asentí y fuimos juntos hacia la mesa que nos había sido asignada. Nos tocó con los primos de Ferrán y algunos de sus tíos. Disfruté mucho aquella comida. Cada una de estas personas me hicieron sentir cómoda y en familia. 

En algún momento de la comida, el brazo derecho de Ferrán se apoyó en el respaldo de mi silla. Sentía el calor que irradiaba y como acto reflejo me tiré hacia atrás en la silla y apoyé mi cabeza en su antebrazo. Miré al moreno y vi como me sonreía. 

-¡Queremos que todas las parejas se besen!

Ese grito hizo que dejará de mirar a Ferrán y que pasara a mirar a Mike. ¿Qué había dicho? Vi como todas las parejas se levantaban de sus sitios, dispuestos a cumplir la orden del novio. Miré a Ferrán algo alarmada. Nos teníamos que levantar ¿no?

-Venga parejita, no tengáis vergüenza- dijo uno de sus primos

Vi como Ferrán movía su silla y se levantaba. Le seguí el rollo y me levanté yo también. ¿Nos íbamos a besar enserio?

El moreno puso sus manos en mi cintura y me acercó a él. Creo que nunca habíamos estado tan cerca. No iba a mentir, estaba de los nervios. Fingir podía hacerlo, pero besarnos era otro rollo. 

-¿Confías en mi?- me susurró al oído

Lo miré a los ojos. ¿Confiaba en él? Sentía que podía hacerlo. Asentí lentamente mientras lo miraba a los ojos. Él también me miraba. Estaba muy tranquilo. Entonces debería estarlo yo también. 

Ferrán me apretó la cintura y se empezó a acercar a mi. Podía sentir su respiración sobre mis labios, ahora si que estaba nerviosa. Puse una mano sobre su nuca. Nos separaban pocos centímetros. 

-Déjate llevar, Em

Y acto seguido me besó.


¿Amigos? - Fanfic de Ferrán TorresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora