En la cocina sonaban la carne freír al ritmo de las sartenes que de vez en cuando chocaban, Los cuchillos siendo afilados, órdenes nuevas en la pequeña rueda de dónde una de esta fue tomada por una venenosa mano con una ligera capa de sudor, la cual luego de leer empezó a trabajar acabando el platillo en cuestión de varios minutos.
La puerta se volví a escuchar haciendo a voltear a algunos pocos, ¡Era su precioso rubio!, El dueño de su vida y de su corazón, El precioso Lee Félix. Este entro con el mismo porte confiado de siempre con una sonrisa pintando su rostro haciéndose ver encantador.
Y no es por presumir (claro que es por presumir) pero ese chico hermoso que caminaba hacia él solo sonreia así por dos cosas.
1- Por venir a Verlo al restaurante y verlo cocinar.
2- Su deliciosa comida.
Era obvio qué tal vez ambos si se gustaban pero ninguno hablo de sus sentimientos por el otro, Mientras uno pensaba que debía hacer el contrario buscaba como gustar de otra persona para no arruinar la hermosa amistad que tenían.
Valla cosas estúpidas hacían cada uno por su parte. En conclusión el amor puede ser algo muy estupido junto a la vez ser la cosa más necesaria en esta vida. Y tal vez la que sigue.
— ¡Binnie!, ¡Binnie! — Lo escucho hablar con su profunda, suave y perfecta voz mientras entraba a la cocina no sin antes dejar un beso en sus labios a la par que posaba sus brazos en los hombros de éste.
— ¿Que sucede pimpollo?, ¿Porque tan felíz? — Cuestiono con una sonrisa de oreja a oreja con sus manos descansando en la cintura de su ahora novio.
— ¿No puedo estar feliz acaso por venir a visitar a mi novio? — Respondió frunciendo dramáticamente su entrecejo con facciones de desagrado a su respuesta haciendo que una risa saliera de los labios del contrario.
— No dije éso, Solo quiero saber cuál es la causa de esa bella arma que me derrite. — Murmuró rosando ambas narices, "¿Arma?" Había preguntando el menor. — Tú sonrisa, por supuesto.
Unas risitas empezaron a salir de la boca del menor quien empezó a ocultar su rostro sonrojado de la vista del chef. Diablos que cursi había llegado a ser, Su melosa plática no cesó hasta minutos después que fueron interrumpidos por el de grandes mejillas pidiendo ayuda con una horden grande para una mesa.
— ¡Recuerda que llegando a casa tienes que preparme esa deliciosa receta nueva binbin! — Hablo cantorinamente antes se sentarse para mirar cómo su ahora pareja cocinaba.
— Primero espera que acabe de trabajar pimpollo, Luego me ocuparé completamente de tí. — Priorizo correctamente dejándole un beso antes de seguir trabajando.
¿Quien diría que la pareja que necesitabas se encontraba justo en tus narices?, Pues Lee Félix ni si quiera estaba enterado de que su gran cheff era una enorme y muy buena opción.
En una maravillosa mañana llena de ricos olores mesclazos y bailarines en la cocina habían si dedo interrumpidos abruptamente por un grito en la sala, habitación que no quedaba muy lejos de la cocina.
Aquel grito asusto de sobre manera a Changbin quien no tardó en correr para el lugar antes mencionado con rapidez queriendo saber que le ocurría a su pareja, ahora Marido.
— ¿¡Pimpollo que pasó?! ¡¿Estás bien!? — Casi grito la pregunta mientras se acercaba a su esposo para saber el porque de su posición fetal.
— Binbin.. Ya-Agh.. — Intentando levantarse no lograndolo al intentarlo obteniendo la ayuda de su marido el cual luego de tenerlo en brazos sintió el líquido caer a sus pies.
— Oh mierda. — Hablo en su shock momentáneo para cargar a su esposo rápidamente al auto.
Pero pasando por la cocina el menor no se preocupo por hacer un pequeño berrinche queriendo llevarse el postre para el camino, berrinche que sí fue apasiguado por su marido antes de entrar al auto. Efectivamente había caído en la obediencia ante los pucheros de su pimpollo, más que nada porque si no cedía habían probabilidades de quedarse en el hogar perdiendo el tiempo en intentar ir a un hospital.
Aquel enigma incomprendible se había casado con un amante de las creaciones, ninguno compaginaba a la perfección con el otro pero ambos se adoraban.
Tanta era la adoración de ambos seres que cambiaban pequeñas partes de si mismos para encargar. Cada pequeño encajar solo hacia más adoración para ambos, cada uno por su parte simplemente seguía por más, más y cada vez más. Haciendo rutinas diarias entre si mismos.
Una de ellas era consentir seguido con sus comidas al pimpollo que daría a luz.
En cambió el delicioso pimpollo consentía a su marido con exquisitos postres.
Ambos creaban y no dudaban en crear más. Si habían errores les buscaban soluciones creativamente deliciosas para el paladar.
Siendo así su oficialmente principal obra sería una nombrada cómo la adorable belleza: Seo Chae ryeong.
La adorable pequeña que revolvió más la ajetreada vida de ambos creadores afortunadamente unidos por una cosa: La comida.
Cómo lo ven, Es el epílogo, Está historia está finalizada. Espero recibir más apoyó de su parte porqué mis creaciones siguen corrigiendo se pasito a pasito.
¡Nos vemos!, ¡Your sweet crush Fuera!
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In the kitchen. « Changlix »
أدب الهواةFélix tenía un restaurante favorito para llevar a sus citas. Félix era amigo de los Chef's. Félix tenía un Chef favorito. Changbin tenía un cliente favorito. Changbin tenía un crush en ese cliente. Changbin sentía pena por estar feliz de que las cit...