Capítulo Dos

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  Cinco meses después.

  Eran las 6:40 de la mañana y estaba afuera del taller de vestuario escuchando música dentro de mi camionera esperando a que Gloria se digne a llegar. Me estaba impacientando así que decidí salir del vehículo a fumar un poco; no debería, apenas y había comido algo. Habían pasado unos segundos desde que encendí el cigarrillo cuando escuché que gritaron mi nombre, me giré hacia donde había venido el grito y era Gloria corriendo, o algo así, con su mochila colgada y las llaves en la mano. Mientras más se acercaba podía distinguirla mejor, su piel morena, ese rizado y rojizo cabello que en marcaba su redonda y pecosa cara, pero sin duda lo más llamativo son esos enormes ojos verdes, cuando la conocí pensé que usaba pupilentes hasta que le pregunté directamente.

  —Hola —dijo agitada al estar a mi lado—. Discúlpame tía —su respiración comenzó a calmarse.
  —Tranquila morra, ya llegaste.
  —Ya estás con tu maldito tabaco —dijo al ver el cigarrillo en mi mano.
  —Te estaba esperando.
  —¿Es mi culpa? —dijo con falsa indignación lo que me hizo un poco de gracia. Gloria tomó el cigarrillo, le dio una calada y lo tiro al piso para aplastarlo.
  —¡Oye! —le reclame y ella me soplo el humo en la cara— Bueno ya abre que aún tengo cosas que hacer.
  —Ni los buenos días, que mexicana tan mal educada —dijo negando con la cabeza haciendo un puchero.
  —¡Ostia tía! —comencé a imitar su acento español—, buen día, ¿Cómo has amanecido? —la tomé por los hombros y le di un beso en cada mejilla.
  —Bien, bien, bien —dijo de forma apresurada—. No era necesario el acento —era inevitable que me diera risa, más cuando hizo cara de pocos amigos.
  —Perdón, lo estuve practicando —la morena se dirigió a la puerta del taller.
  —Tienes que mejorarlo, es la peor imitación que he oído —abrió la puerta y ambas entramos.
  —No puede estar tan mal —Gloria dejó su mochila en una mesa y siguió su camino por el taller; yo la seguía de cerca.
  —Es terrible.
  —Seguiré practicando... En fin, Amy me dijo que tu sabrías que vestuarios están listos.
  —Sí, los apartamos ayer —se detuvo a buscar entre unas prendas que estaban colgadas.
  —Vale tía —volví a imitar su acento.
  —Deja de hacer eso.
  —Perdón.
  —Aquí están —sacó unos cubre polvo en donde venían los vestuarios y los dejó sobre una mesa de trabajo, reviso las hojas en cada uno de ellos— Me faltan dos —Gloria volvió a buscar entre las prendas de los ganchos, pero al no encontrar los cubre polvo fue a buscar en otra parte del taller soltando maldiciones.
  Mientras ella buscaba y se "cagaba en sus muertos" yo leí las hojas de los vestuarios, para saber quién estaría hoy en el set.
  —¿Qué demonios van a grabar hoy? —pregunté al aire porque pensé que la morena me ignoraría.
  —Tía si tu no lo sabes —seguía buscando entre otro montón de ropa— Cuélate en el rodaje y mandarnos fotos.
  —Sebes que no puedo hacer eso.
  —Tía, no conoces ni a los actores ¿Cuál es tu trabajo exactamente? —pero antes de poder decir algo Gloria grito— ¡Pero que lío tiene esta mujer! ¡Dios!
  —Me vas a matar de un susto —dije exaltada por el inesperado grito.
  —Te lo juro, ni una cosa en su maldito lugar —la pelirroja llego nuevamente a la mesa de trabajo con los dos cubre polvo que faltaban.
  —Te tomas muy enserio tu papel de "jefa de pasantes" —hice las comillas con mis dedos.
  —Tu madre —se refiere a Amy— puso su confianza en mí.
  —¿Sabes que es un puesto simbólico?
  —Pero lo puedo poner en mi curriculum.
  —Con el nombre de la serie ya te contratan en cualquier producción
  —Pero decir que fui jefa de pasantes en Stranger Things es mucho más interesante —acomodé los cubre polvo y los cargue en brazos.
  —¿Estás segura que esto es todo? —dije refiriéndome a los vestuarios.
  —Pero que brazos tienes, los cargas como si fueran plumas —se veía sorprendida.
  —No pesa nada —y no era broma, no pesaba tanto como pensaba.
  —¡Venga! Si llevas los vaqueros de todos.
  —Pues me estoy convirtiendo en la mujer maravilla o aquí faltan los pantalones.
  —Que no, ahí va todo —dijo completamente segura de sus palabras.
  —Confío en ti —comencé a caminar a la puerta— Me quedaría a platicar, pero tengo que llevar esto.
  —Vale, te ayudaría, pero parece que lo tienes controlado —dijo con un tono burlón.
  —Ayúdame con la Jeep —ella asintió y ambas salimos.
  Gloria abrió el maletero (o zona de carga porque es parte del interior de la camioneta... No sabría bien como llamarlo) y yo acomode los cubre polvo para que no se arrugaran en el camino, después de cerrar la puerta le di unas palmadita a la camioneta.
  —Mi chica —dije de forma cariñosa refiriéndome a la Jeep
  —Tía, es una camioneta —al escuchar eso hice una falsa cara de ofendida.
  —¿Cómo te atreves a hablar así de Rubi?
  —¿Rubí? Porque es roja, que poco original —en su cara se podía ver la gracia que le hacía toda esta situación.
  —No, es 'Rubi' sin acentuar el final, y no es solo por el color —Gloria arqueo una ceja por la intriga—, es una Jeep Rubicon... Rubi de cariño —dije completamente orgullosa.
  —Madre mía, estas loquísima —dijo negando con la cabeza como si estuviera decepcionada—. Menos mal me tienes a mí que, si no, estarías pirada totalmente.
  Aunque me hizo gracia el comentario posiblemente era verdad.
  Subí a la camioneta, cerré la puerta y bajé la ventanilla para despedirme de Gloria.
  —Cualquier cosa me llamas —dije mientras encendía el motor.
  —Vale... ¿No te queda muy grande Rubi? —pise ligeramente el acelerador y Rubi rugió.
  —Nah... es perfecta para mí —acomode unas micas polarizadas sobre mis lentes de aumento, encajaban perfectamente, parecen simples lentes de sol, agradezco a quien haya inventado esto.
  —Vale, ve con cuidado.
  —Siempre —puse en marcha el motor e inicié mi camino.

Yo te diré (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora