Parte 1. LA CFE CASI ME ARRUINA LA SORPRESA

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Era un lunes como cualquier otro del mes de Junio, era aproximadamente la 1 de la tarde.

En una pequeña, semivacía y algo oscura oficina situada en el centro de la ciudad, se encontraba una joven y pálida chica de cabello negro, ojos azules como el cielo y mirada inexpresiva, estaba en su lugar de trabajo.

Frente a ella había un amplio escritorio donde se encontraba un teléfono y una laptop que solía utilizar para trabajar. En el lugar donde ella estaba sentada no entraba mucho la luz del sol y todas las ventanas de la oficina estaban cerradas, esto debido a que a ella y los demás trabajadores les molestaba de cierto modo la luz.

Ella compartía la oficina con otras 4 personas.

La chica de nombre Akali subió los pies encima del escritorio, moviendo el teléfono a un lado para ponerse un poco más cómoda. Estaba comiendo una barra de chocolate mientras revisaba su celular y de vez en cuando jugaba con un collar con un medallón que tenía la figura de lo que parecía ser un dragón.

No había muchas cosas que hacer justo en ese momento pues no habían recibido llamadas en todo el día y no tenían programado ningún encargo para el día de hoy.

Sus compañeros de trabajo estaban tan aburridos como ella, a su derecha se encontraba otro escritorio que pertenecía a un vato, su nombre era Kayn, él era alto y delgado, su cabello era negro, unos cuantos mechones de cabello teñidos de azul, por su aspecto era obvio que era el típico chico que aparentaba ser rudo y esas mamadas.

Estaba sentado en su silla, arrancando las hojas de una libreta que estaba sobre su escritorio, las rompía y hacía pequeñas bolas de papel que lanzaba hacia el bote de basura que estaba en una esquina de la habitación.

En otro par de escritorios también se encontraba Kennen,era pequeño y estaba cubierto de pelo color marrón, él era un pequeño yordle, una especie algo desconocida por la mayoría de la gente y debido a su ignorancia siempre terminaba siendo confundido con una mascota y tratado como tal. El pequeño estaba sentado, cabeceando, y sus ojos se cerraban por breves segundos solo para volver a abrirlos de golpe y sacudir la cabeza. 

Luego estaba Shen, un joven alto, de cabello negro, rapado de los costados y atado con una cola de caballo. El pobre hombre estaba agonizando en su silla debido al aburrimiento, dando vueltas mientras cerraba los ojos.

Por último, estaba Zed, el más alto (y también el más viejo) de todos, solo por un par de años, su cabello era blanco y piel pálida, tenía una mirada fría y ojos puntiagudos. Zed era el único que estaba trabajando, se miraba bastante concentrado registrando algunos pedidos anteriormente realizados y agendando los trabajos que tenían planeados durante los siguientes días en su laptop.

Sin embargo, una vez más, hoy no había sido un día muy productivo, el silencio se hizo presente durante horas en la habitación, a excepción de los ruidos de los autos afuera y el aire acondicionado (prefiero decirle clima) que evitaba que todos ellos murieran por el calor que hacía ese día.

Parecía que su agonía no terminaría hasta que llegara la hora de irse a casa, pero pronto comenzó a timbrar el teléfono que estaba en el escritorio de Shen. El sonido que emitió fue responsable de despertar a Kennen, quien se levantó de su silla dando un fuerte grito y cayendo al suelo.

"¡Ahhh!" el yordle se quejó una vez que su cabeza se golpeó contra el frío azulejo blanco.

Todos en la habitación voltearon a verlo, pero nadie se preocupó por ayudarlo a levantarse y en lugar de eso miraron a Shen. El hombre se acomodó en su asiento e inmediatamente levantó el teléfono para atender la llamada.

Soy tu sombra, AkaliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora