Reencuentro.

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03

AU Humanos, pero conservando sus nombres como países.

Estados Unidos caminaba temeroso por las calles de Caracas.

Estaba perdido en mitad de la noche, y por una estupidez suya había terminado metido en un callejón oscuro y asqueroso.

¡Olía horrible!

<<Nota mental: No tomar "atajos">> se recordó mentalmente.

— Quédate quieto ahí y dame todo lo que tienes.

USA se quedó helado en su lugar.

— ¿W-what?

— Pero mira lo que me encontré, un gringo.

El norteamericano empezó a temblar del miedo al sentir algo ser presionado en su costilla.

Con manos temblorosas empezó a sacarse todas las cosas, y en cuanto se giro para entregárselas él y el ladrón hicieron contacto visual.

Se quedaron viéndose mutuamente por lo que les pareció una eternidad.

— A-ah... Disculpa, te confundí de persona —. Murmuró aquel — hasta donde el creía — asaltante —. De verdad, mala mía. Solo quería asustar a mi amigo.

El gringo soltó un suspiro aliviado.

— Y para que me creas, mira —. Le mostró el objeto con él que lo había amenazado.

No era más que un llavero.

— No vayas a empezar que era un malandro.

— Que alivio... ¡Di-digo! No es como si pareciera uno, porque no lo pareces —. Empezó a balbucear —. De hecho creo que eres muy lindo y- ¡No! Sorry, sorry

— Tranquilo, está bien. Me llamo Venezuela —. Extendió su mano, con una sonrisa coqueta.

El estadounidense se sonrojo, correspondiendo el saludo —. Estados Unidos —. Murmuró.

— Entonces, gringo... ¿Qué haces aquí?

El de habla inglesa recordó por el bochorno que estaba pasando.

— ¡A-ah! Es que... Estaba de camino a *** y... Pensé en tomar un atajo y... Me perdí —. Admitió, totalmente avergonzado.

Su sonrisa creció más al oír la leve risita del latino.

— ¿Eres nuevo aquí, no?

Estados Unidos asintió.

— Vente, te puedo acompañar a esa dirección.

— ¿Really? ¿No es una molestia?

— Para nada, vamos que por aquí es un lugar muy peligroso.

Ambos jóvenes emprendieron camino hacia el destino del gringo. Una vez en este se despidieron, no sin antes intercambiar números, con la promesa de encontrarse nuevamente.

Venezuela caminaba contento hacia su casa.

¡Había conseguido al que por tanto tiempo había buscado!

Estaba tan feliz, por fin podría reencontrarse con su alma gemela.

Su felicidad perduro toda la noche, los siguientes días y semanas.

Y solo crecía más y más cada vez que hablaba con aquel gringo que desde tiempos antiguos le había robado el corazón.

— Esto se cuenta y no se cree —. Susurró para si un italiano, mirando con una sonrisa como su hijo había traído a la casa al chico del cual tanto había estado hablando desde que era un crío.

Definitivamente... Fue un reencuentro.

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» Corazón de melón&lt;3 « (𝙐𝙎𝘼𝙑𝙚𝙣𝙚).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora