Las cámaras me deberían cegar, pero me gustan tanto y estoy tan acostumbrada que parece que ya casi las ignoro.
Claro, me gustan, pero en el momento en el que estoy no me hacen tanta ilusión como de normal. Suspiro y me giro un poco para que un lado del vestido se vea mejor.
Eric estaba a unos metros, observándome de arriba a abajo con las manos en los bolsillos. Sabía que lo estaba haciendo.
Todo el mundo lo estaba haciendo.
El futbolista se coloca a mi lado cuando le indican que puede, poniendo su mano en la parte baja de mi espalda.
"¿Quién ha sido tu estilista hoy? Porque voy a pagarle mi sueldo entero de seis meses para agradecerle lo espectacular que te ha puesto" me dice al oído, yo me río y me acerco más a él.
"Una servidora y tu princesa gallega, que aunque sea deportista sabe más de moda de lo que quiere admitir, no como tú. Así que danos la mitad a cada una y recuérdame que empiece a hacerte yo los outfits".
"Ni de coña. Y tú ganas suficiente pasta como para no necesitar mi sueldo".
"A tu princesa le pagan poco, ¿no?" suelto entre dientes.
"Rubia, no empieces otra vez" me advierte. "Te lo hemos explicado mil veces, y no pongas mala cara delante de las cámaras".
El lado descubierto del vestido se acerca aún más a él. Noto cómo inspira, controlándose.
Era un vestido realmente increíble. Blanco, con dos aberturas a un lado que no dejaban absolutamente nada a la imaginación. Mi piel al descubierto era una de las debilidades de mi novio, y cuando había una oportunidad, pues se aprovechaba.
"Pues no pongas mala cara tú esta noche cuando te mande a dormir al sofá".
"Pues no intentes escaparte cuando tengas ganas de hacer más cosas aunque lo quieras disimular".
• • •
"El amor ha llegado oficialmente a tu puerta" asiento con una sonrisa mirando al reportero. "Es la primera vez que Eric y tú venís juntos a un evento, ¿cómo está siendo la experiencia?"
"Tener a Eric aquí es sin duda un plus, que este aquí conmigo en una noche tan especial es increíble".
"Eric ven aquí con nosotros" llaman a mi chico al verle pasar, les ayudo llamando su atención y Eric se acerca. "Chicos, ¿que os parece jugar a un yo nunca?" ambos asentimos y nos dan carteles donde pone yo sí y yo no.
"Yo nunca he ligado con un artista internacional".
"¿Cómo que tú si?" pregunto mirando hacia Eric.
"Algo tenía que hacer para acabar saliendo contigo" suelto una carcajada, las redes van a arder.
"Yo nunca he aprovechado que soy famoso para entrar en una fiesta gratis".
"Yo si" admito. "Eric es un tío muy legal y no hace estas cosas, pero yo aprovecho cada oportunidad que tengo".
"Yo nunca me he arrepentido a la mañana siguiente de mandarle un mensaje de fiesta a alguien".
"Si" vuelvo a decir. "Si esto fuera con chupitos ya iría trifásica".
"Me sabe mal decir que no" ambos soltamos una risa. "Soy un soso en realidad".
"Yo nunca he ligado con un camarero o camarera de fiesta".
"Los chupitos están muy caros" digo enseñando el cartel de yo si. Miro el cartel de Eric en el que pone yo no. "Eric iba a decirte que la próxima vez te ayudo yo a ligar con camareras hasta que me he dado cuenta de que eso sería ponerme los cuernos a mi misma" tanto los reporteros como Eric sueltan una carcajada ante mis palabras.
• • •
Doy pequeños saltos para relajarme y vuelvo a mirarme el outfit en el espejo. Esta vez, para que actuar fuera más cómodo, había elegido junto a mi hermana un conjunto de chaqueta y falda de color gris con toques lilas que he conjuntado com un mini top blanco y y unas botas negras con tacón.
"Estas más nervioso tú que yo" digo acercándome a Eric, quien no para de mirar a todos lados. "Voy a tener que traerte más al detrás de cámaras" suelto una carcajada y me abrazo a su cuerpo. A los pocos segundos noto como su cuerpo se relaja ante mi tacto.
"Tengo muchísimas ganas de que salgas a actuar, de verdad. Me apetece volver a verte en el escenario" le doy un beso en la mejilla y le sonrío agradecida.
"Eres el mejor".
A los pocos minutos me llaman para salir a actuar.
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accidentally in love || Eric García
Fiksi PenggemarTras su polémica ruptura con el conocido actor Álvaro Rico, Nayara se aleja de la capital para volver a su ciudad natal, Barcelona, para curar la herida e intentar volver a ordenar todos y cada uno de los factores de su vida.