Prólogo

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Con total concentración y emitiendo en voz alta aquellas palabras, Kim Taehyung leía plácidamente el libro de Romeo y Julieta, disfrutando del silencio y la tranquilidad que le brindaba su habitación.

Amaba esa historia al igual que muchas obras literarias que sus ojos habían devorado a lo largo del año escolar, pues un estudiante de preparatoria como él, con buenas calificaciones y grandes aspiraciones, consideraba la literatura como una buena opción para su futuro.

Una meta que tenía bien definida desde hace mucho tiempo y por la cual estaba más que decidido ha lograrla, pues la tan esperada solicitud de la Universidad de Harvard estaba mucho más cerca de lo que pensaba.

Continuó en silencio, dejando escapar uno que otro suspiro, sintiendo las emociones de la historia de manera casi palpable, al mismo tiempo que sus largos dedos se deslizaban por cada una de esas páginas, mientras su otra mano sostenía la típica taza de té con miel.

Kim Taehyung podía considerarse el estudiante ejemplar de preparatoria, con medallas y muchos diplomas de reconocimiento colgando en las paredes de su cuarto. Sin embargo, a pesar de ser muy bueno con los poemas y las matemáticas, había un aspecto en el cual no era muy destacado y era el hecho de su poca habilidad social.

Sí, en efecto el castaño de piel trigueña no era el estudiante más popular de la escuela, mucho menos el chico atractivo con un grupo de admiradoras haciendo fila para tener una cita con él. No obstante, no era algo que Taehyung consideraba un "problema", ya que para él no existía cosa más importante que los estudios.

El simple hecho de estar leyendo con total alegría aquel libro en una tarde de domingo, donde quizás podía salir y tener un paseo al aire libre, era el claro ejemplo del porqué disfrutaba tanto de su monotonía.

Leer era su pasatiempo favorito y Taehyung era feliz con ello.

—Aquella luz no es luz del día, lo sé muy bien: es algún meteoro que emana el sol para que sea esta noche tu portador de antorcha. — susurró para sí, sintiendo esas palabras como una bella sonata para sus oídos. —Alumbrándote en el camino a Mantua: así que espera todavía. — Taehyung hizo una pausa, sonriendo una vez más. —No tienes que...

Su apacible lectura de pronto fue interrumpida, haciéndole fruncir el ceño por el estrepitoso sonido que resonó en toda su habitación.

—No tienes que... — habló nuevamente, pero aquel fastidioso sonido volvió a interrumpir su lectura.

Taehyung cerró el libro rápidamente y se levantó de la silla de madera que permanecía frente a su escritorio, frustrado y con el ceño fruncido por el molesto ruidaje que se apoderó de su ambiente, el cual yacía tranquilo hace pocos minutos.

Caminó hasta la ventana lateral de su habitación, la cual daba vista hacia la ventana de la casa de al lado, lugar donde provenía ese ruido tan exasperante para sus oídos.

Era la casa de los Jeon, donde habitaba su fastidioso y poco agradable compañero de clases: Jeon Jungkook.

—¡Hey! — vociferó el castaño, colocando sus manos en el borde de la ventana, para apoyarse de ésta.

Taehyung estaba totalmente disgustado y cuando sus ojos visualizaron la sonrisa complacida de Jungkook, se cruzó de brazos, maldiciendo internamente al causante de su estrés.

—Vaya, pero si es el cerebrito adicto a los científicos locos. — habló el peliazul, haciendo un estiramiento de sus muy trabajados brazos. —¿Se te perdió algo?

—¡Deja de llamarme así! — se quejó ante lo dicho, evadiendo el hecho de que su vecino se encontraba con el torso expuesto. —Como sea, ¿Podrías bajarle a ese ruido? Trato de estudiar.

Él en mi cuerpo y yo en el suyo | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora