Él en mi cuerpo y yo en el suyo | KookV

04. Es tan difícil ser tú.

Ser un estudiante ejemplar, con muy buen conocimiento por la ciencia y la literatura, era un hecho indudable que lo caracterizaba, pues aquellas simples aficciones habían sido parte de su vida desde muy pequeño. Una pasión que surgió a raíz de la curiosidad que poseía, cuando en una ocasión se escabulló en el estudio de su padre, encontrándose con aquella pequeña biblioteca llena de libros de tapa dura.

El pequeño Kim Taehyung ladeo la cabeza una vez entró a esa amplia habitación y sus pequeños ojos brillaron, al notar la cantidad de historias maravillosas sobre extraterrestres y teorías sobre los agujeros negros, que aquellas largas hojas de papel contenían. Un mundo meramente nuevo, algo que no comprendió en su totalidad, no obstante, fue un descubrimiento que le atrapó al inmediato y desde entonces, supo que la física y la ciencia era lo suyo.

Aquel castañito amaba leer y tras conocer las distintas teorías sobre la existencia de vidas en otros planetas, los portales del tiempo y el misterio de la vida misma como el origen del Big Bang, Taehyung fue sumergiéndose de a poco en ese mundo intelectual que para algunos era catalogado como fantasioso y en el peor de los casos, estrafalario.

Comentarios negativos por los que con el tiempo se fue acostumbrando, pues sin darse cuenta, la ciencia se había convertido en una parte muy propia de él, a tal punto, que poco a poco en la escuela lo fueron denominando como el típico nerd de calificaciones promedio. Algo que en su momento no le resultaba molesto, hasta aquel día en particular, en el que un par de estudiantes de su misma clase, se burlaron y destruyeron sin piedad alguna, su maqueta del sistema solar.

Tres noches de desvelo y dedicación fueron destruidas al igual que esa maqueta mísma, la cual ahora yacía en el suelo, totalmente despedazada y exparcida por doquier, sin posibilidad alguna de ser reparada.

Taehyung bajó la mirada al observar aquel desastre, avergonzado ante la humillación de aquel grupo de estudiantes, quienes luego de cometer semejante acto desagradable, abandonaron el salón de clases, dejándolo totalmente sólo y con un leve rubor que no se hizo esperar en su rostro, apretando los labios con fuerza para no derramar aquellas lágrimas que se acumularon rápidamente en sus verdes ojos.

Aquel castañito no era el infante más seguro y sociable, mucho menos el más fuerte de todos y fue algo que entendió mientras recogía los pequeños pedazos de madera que continuaban tirados en el suelo, luciendo tan rotos como su alma mísma en esos momentos. Taehyung solo deseaba tener un amigo y hablarle sobre lo interesante que le resultaba el universo, al igual que las constelaciones, sin embargo, estaba claro que nadie compartiría ese tipo de aficiones que para él resultaban maravillosas.

A veces las personas podrían ser demasiado crueles y él realmente no estaba preparado para eso.

No obstante, entre la penumbra de aquel solitario salón, la presencia de un niño le hizo fruncir el ceño, logrando que nerviosamente alzara la mirada para observarlo con total atención.

Era un poco más alto que él, pelinegro y de lisos cabellos, luciendo oscuros al igual que su mirada inexpresiva, dándole realce a su blanquecina piel. Llevaba puesta una camisa negra junto con unos botines del mismo color, al igual que una sudadera deportiva.

Aquel niño lucía tan informal, con el cabello alborotado como si no se hubiese peinado en esa mañana, luciendo divertido de cierto modo, logrando que el pequeño Taehyung dejara escapar una pequeña risa al notar aquel desastre en su cabellera.

El castañito se reía con parsimonia, sonriendo tímido sin dejar de verlo, no obstante, el contrario parecía muy serio ante sus ojos y rodando los ojos le extendió de mala gana la mano, como si deseara que el pequeño Taehyung la tomara. Un simple gesto que aquel menor no entendió en lo absoluto.